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Una visita al Maracaná, escenario de las finales de los mundiales de 1950 y 2014

Símbolo mayor del fútbol de Brasil y escenario de dos finales de Mundiales, en 1950 y 2014, el “Maraca” es el principal coliseo del “país del fútbol” y cuenta con un museo abierto a todos aquellos que quieren conocer un poco más de sus glorias ( y tragedias) deportivas.

Mientras la Selección de Brasil —único país que ganó cinco veces el torneo— entrena para debutar a 11.000 km de distancia y pelear por una nueva Copa del Mundo, en Río de Janeiro se preparan las fiestas para celebrar cada uno de los partidos que jugará el equipo liderado por Thiago Silva. El Mundial es la excusa perfecta para una visita al icónico estadio brasileño.

El estadio Periodista Mario Filho, su nombre oficial, fue inaugurado el 16 de junio de 1950 para recibir los partidos del Mundial de Fútbol de ese año. Sus hitos son muchos, y el primero de ellos fue el dramático “Maracanazo”, cuando el equipo local perdió la final ante Uruguay. También se vivieron allí momentos gloriosos como el milésimo gol de Pelé, en 1969, y su celebración más reciente, el mes pasado, cuando Flamengo le ganó a Corinthians en la final de la Copa de Brasil por penales.

Modernización ecoamigable

Antes del Mundial 2014, el estadio ubicado en la zona norte de Río pasó por una modernización que amplió su capacidad a 78.000 espectadores sentados. Tras el remozamiento, cumple con estándares internacionales de seguridad y sustentabilidad; por ejemplo, sus 292 baños y cuatro vestuarios son provistos con agua de lluvia reutilizada y energía solar. Todas sus sillas retráctiles están divididas en colores y fueron producidas con materiales reciclados, entre ellos botellas de plástico. Además de los accesos y asientos especiales para visitantes con limitaciones físicas, el Maracaná cuenta con sectores dotados de piso táctil para personas con discapacidad visual, que se suman a sus 12 escaleras mecánicas y 17 ascensores.

A partir de 2017, el estadio cuenta con un museo cuyo acervo incluye uniformes de Garrincha, las huellas en cemento de los pies de Pelé, la camiseta usada por Zico en 1979 o una réplica de la copa Jules Rimet para que los visitantes puedan fotografiarse con ella, además de una tienda con objetos de memorabilia.

Visitar el Maracaná es una experiencia muy accesible para quienes visitan Río de Janeiro, aunque no sean fanáticos futboleros. El acceso es fácil —con tours, auto o Metro— y la duración del recorrido es de 40 minutos en promedio. Los precios oscilan entre seis y 13 dólares por persona, en este último caso si es con guía; estudiantes, niños de 6 a 12 años y mayores de 60, pagan media entrada. Los días de partido hay limitaciones en los horarios. Para acceder en metro se puede desembarcar en las estaciones Maracaná o São Cristóvão , según el área del estadio al que se dirige.