Una mirada a las elecciones congresales

(Foto: canalN)

El gran ganador de las elecciones ha sido, sin duda, el Gobierno, debido a que ha logrado que se atomice el nuevo Congreso, debilitándolo, y alejando la amenaza de la otrora mayoría legislativa.

Sin embargo, el presidente Martín Vizcarra no las tiene todas consigo, porque si bien el Parlamento es variopinto, los partidos considerados “amigos”, no han logrado la votación que esperaban.

Es más, hay medio centenar de legisladores de agrupaciones políticas antisistema que solicitarán nueva Constitución, del mismo modo que son antimineras y antiinversión.

Al principio habrá una luna de miel, que posiblemente no durará mucho, por el tema de la aprobación o no de los decretos de urgencia y que podrá dilucidarse cuando el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos sea pulsado por el pleno.

Asimismo, a partir de fines de julio, el Gobierno ya no podrá constitucionalmente cerrar el Congreso, que envalentará a este y las fricciones podrían continuar hasta mediados del próximo año, situación no deseable para el desarrollo del país. Esperemos que ello no suceda y que tanto el Ejecutivo como el Legislativo trabajen en armonía.

Todavía es una incógnita el comportamiento de los variopintos parlamentarios, si son disciplinados, votan por consigna o por conciencia.

Es por todos conocido que la gran sorpresa de los comicios fue la alta votación del Frente Popular Agrícola FIA del Perú (Frepap), que les dará no menos de 16 congresistas. Nadie se imaginaba y no estaba en los termómetros de los medios de comunicación.

Incluso en los últimos días de la elección, a pesar que se percibía una simpatía hacia ese grupo, mucha gente se mostraba incrédula, al igual que con el partido Unión por el Perú, impulsado por los reservistas de las Fuerzas Armadas -cuyo guía es Antauro Humala, por el momento en prisión- autodefinidos como etnocaceristas, ultranacionalistas

El Frepap es un partido religioso, teocrático. Los Diez Mandamientos es su guía para todo. Han tenido la apreciación de la ciudadanía de ser honestos, humildes, que trabajarán por los pobres e impulsarán el agro. Su triunfo representa el rechazo de los partidos y en gran parte el voto de protesta.

A pesar de los detractores e incrédulos, la encuestadora Ipsos no estuvo lejos de los resultados oficiales que conocemos. El sondeo secreto antes de las elecciones, ya perfilaba a los que obtendrían curules, también hay que tomar en cuenta que había casi un 30 % de indecisos y nuestra costumbre de decidir el voto el mismo día. Además, siempre existe un voto oculto y el vergonzante.

La votación que obtuvo Acción Popular no sorprende. Ha tenido dos presidentes muy honestos y trabajadores: Fernando Belaúnde y Valentín Paniagua, dos señores mandatarios, el primero gran constructor y el segundo la tocó la responsabilidad de la gran transición hacia la democracia. Asimismo, limpios y sin acusaciones de corrupción.

De otro lado, creemos que hubo una maquinaria mediática, destructiva, una aplanadora contra los partidos Solidaridad Nacional (que aunque el exalcalde Luis Castañeda no esté, su sombra hizo daño), Apra (que también tenía graves problemas internos) y Fuerza Popular, enemigos acérrimos del Gobierno Solo este último sobrevivió por su voto duro y el recuerdo de las obras del exjefe de Estado, Alberto Fujimori.

En el caso de la Alianza para el Progreso de César Acuña, su votación se debe que a través de la universidad César Vallejo, tiene becados a miles de estudiantes y autoridades municipales de buena labor. Somos Perú, un partido municipalista también logró escaños, en base a sus buenas autoridades ediles y al símbolo, el cual, junto a la lampa de Acción Popular, son considerados por los especialistas en marketing como los mejores.

Sobre Podemos, del controvertido José Luna, su salvación fue el general Daniel Urresti por la preocupación de la ciudadanía en el tema de la seguridad ciudadana. Y, sobre las otras candidaturas de izquierda, su división fue su perdición, aunque lograron paupérrima representación.

El partido Morado -que era el gran favorito hasta hace un par de semanas- se autoproclamaba pro gobierno e impulsador de la ideología de género, decayó en su protagonismo, por los escándalos sobre su líder Julio Guzmán y del general ( r ) Daniel Mora. Aún así, revivió.

Con miras a las elecciones generales del 2021, el futuro de los partidos depende ahora del comportamiento de sus congresistas.

Ricardo Sánchez Serra