Ricardo Sánchez Serra
Tuomas Malinen, prestigioso intelectual finlandés, economista y crítico de las políticas occidentales hacia Ucrania, brinda un análisis exhaustivo sobre el conflicto actual, presentando el «ejemplo finlandés» como un enfoque viable para alcanzar la paz. A través de reflexiones históricas y un examen de las dinámicas políticas y militares contemporáneas, Malinen aborda temas como la rendición estratégica, la necesidad de un cambio de liderazgo y la importancia de adoptar un enfoque pragmático para evitar mayores sufrimientos y devastación. Entrevistado en Neutrality Studies Español por Pascal Lottaz, académico suizo especializado en estudios de neutralidad y diplomacia internacional y dada la relevancia del tema, hemos preparado un resumen de sus principales ideas.
Malinen subraya que, al igual que Finlandia en 1944, Ucrania necesita un cambio de liderazgo para alcanzar la paz. En el caso finlandés, el presidente Risto Ryti renunció tras comprometerse con Adolf Hitler a no buscar la paz con la Unión Soviética. Fue reemplazado por el Mariscal Mannerheim, una figura respetada que logró que las tropas depusieran las armas y que la población aceptara los términos de paz como genuinos.
Para Ucrania, Malinen sugiere que el presidente Zelenski debería renunciar y ser reemplazado por un líder militar con control significativo sobre el ejército. Este cambio es esencial para evitar que facciones dentro de Ucrania continúen luchando independientemente, prolongando el conflicto. Además, destaca que un nuevo liderazgo podría facilitar la aceptación de términos severos, como la ausencia de la OTAN, tropas europeas y apoyo de Estados Unidos, dejando solo un pequeño ejército ucraniano.
El ejemplo finlandés: capitulación estratégica y preservación nacional
El finés destaca cómo Finlandia logró preservar su soberanía al aceptar términos extremadamente duros impuestos por la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial. A través del «milagro de Tali-Ihantala», las tropas finlandesas lograron frenar una gran ofensiva soviética, lo que permitió negociar un acuerdo de paz bajo términos severos, pero sin rendirse incondicionalmente. Finlandia aceptó la desnazificación supervisada por oficiales soviéticos, el desmantelamiento de movimientos nacionalistas y el procesamiento de todos los vinculados a crímenes de guerra, pero mantuvo su identidad nacional y evitó convertirse en un estado satélite.
Malinen cuestiona por qué los países occidentales no consideran un enfoque similar para Ucrania, sugiriendo que aceptar términos severos y adoptar una postura pragmática podría llevar a la paz. Además, critica la narrativa que asume que, si Ucrania capitula, desaparecería como nación y sería completamente absorbida por Rusia. Según él, esta perspectiva es una fantasía infundada, recordando que incluso países más pequeños que Finlandia mantuvieron su identidad tras la integración en la esfera soviética.
El destacado intelectual describe el conflicto en Ucrania como una «picadora de carne», donde miles de vidas se pierden mientras las potencias occidentales utilizan el conflicto como ficha de negociación política. Critica la indiferencia hacia las muertes ucranianas y cuestiona la moralidad de los líderes europeos que continúan apoyando la guerra. Según él, esta resistencia prolongada beneficia a intereses externos mientras devasta a la población ucraniana.
Además, advierte que Rusia debe evitar que el conflicto en Ucrania se transforme en una guerra de guerrillas prolongada, similar a Afganistán. Señala que esto sería desastroso tanto para Rusia como para Ucrania, y que la única forma de evitarlo es lograr la capitulación del Estado ucraniano. Sin embargo, reconoce que este es un objetivo difícil y que requiere medidas drásticas, como cortar el apoyo militar occidental y garantizar un cambio de liderazgo en Ucrania.
La influencia externa y los intereses ocultos
Malinen critica a los líderes europeos y estadounidenses por prolongar el conflicto, sugiriendo que sus acciones están motivadas por intereses del complejo militar-industrial y el estado profundo de la OTAN. Afirma que la insistencia de Occidente en apoyar a Ucrania con armas y promesas vacías de membresía en la OTAN ha llevado al país a una posición insostenible y que estas dinámicas perpetúan la guerra mientras ignoran las necesidades reales de la población ucraniana.
Malinen señala que Estados Unidos tiene el poder de influir decisivamente en el conflicto. Sugiere que el presidente Trump podría ejercer presión sobre Zelenski para que renuncie y permita un cambio de liderazgo que facilite un acuerdo de paz. Sin embargo, critica la falta de acción de Trump en esta dirección, advirtiendo que una falta de liderazgo podría llevar a una prolongación del conflicto y una mayor devastación. Además, Malinen afirma que Zelenski ya no parece preocuparse por la seguridad o la supervivencia de Ucrania, comparándolo con Hitler, quien, consumido por la guerra, se negó a rendirse incluso cuando tuvo múltiples oportunidades para hacerlo. Esta obstinación podría llevar a consecuencias devastadoras para Ucrania.
Tuomas contrasta la Rusia moderna con la Unión Soviética, destacando que Rusia no tiene la capacidad económica ni militar para apoderarse de Europa. Argumenta que Rusia no busca una ocupación total de Ucrania, sino una solución negociada que garantice su seguridad y estabilidad. Sin embargo, advierte que, si el conflicto se prolonga, Rusia podría verse obligada a adoptar una «guerra total», lo que traería consecuencias devastadoras para todas las partes.
Reflexión final: medidas drásticas para la paz
Para el investigador, el conflicto en Ucrania demuestra la necesidad de un enfoque pragmático y realista para alcanzar la paz. Destaca que las guerras prolongadas solo se resuelven mediante medidas severas, y que la rendición o capitulación estratégica es una forma válida de preservar una nación. Al abogar por el «ejemplo finlandés», Malinen llama a un cambio de liderazgo, la reducción del apoyo externo y la aceptación de términos difíciles como pasos necesarios para evitar una mayor devastación en Ucrania y Europa.
El análisis de Malinen no solo es una reflexión histórica, sino también una advertencia sobre los peligros de ignorar las lecciones del pasado. Su mensaje final es claro: la paz requiere valentía política, medidas drásticas y, sobre todo, un compromiso real con la supervivencia de las naciones involucradas.