Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo
Periodista: Reg.N°.-4654-
La propaganda rusa tiende a proyectarse, y si es más realista señala que su invasión a Ucrania viene significándole una derrota; guerra que no la esperaba ser tan prolongada a Vladimir Putin. No hay que olvidar la guerra lleva más de un año y todo parece estar inmovilizada, por lo que se estima que no está próxima a culminar.
Por ser potencia, Rusia daba las primeras impresiones, que sometería con facilidad a su ex aliado vecino (URSS) pero sin embargo fueron rápidamente respondidos con el importante apoyo económico, técnico y militar que está invirtiendo la comunidad internacional en Ucrania.
Las contrariedades para Rusia han sido tan irrebatibles, tajantes, que incluso se puede especular que temen un ataque a gran escala, pues han cavado kilómetros de trincheras para defender su territorio, y es sabido que Ucrania mantiene recursos aún en reserva; como las tropas entrenadas por países de la OTAN, un total de 20 mil efectivos capacitados por los mejores ejércitos del mundo.
Rusia, además, el tener que recurrir a tanques de las décadas de los 60 y 70 ante la destrucción de su maquinaria más moderna, es solo otra muestra de las dificultades que enfrenta el Kremlin en esta guerra bélica que mantiene enemistado, y dividido al mundo.
La guerra en Ucrania ha hecho reaccionar, de forma preventiva, a los países de la OTAN, que, a pesar de sus diferencias, son un bloque sólido de defensa y, en lo económico, representan aproximadamente el 57 % del PBI mundial. Si bien no han entrado directamente en el conflicto, su apoyo a Ucrania ha permitido frenar la expansión rusa hacia Occidente.
Cabe resaltar, que, el 04 de abril pasado, Finlandia se unió a la OTAN, fortaleciendo aún más a esta organización y dejando sin palabras a quienes aseguraban que la invasión a Ucrania era la forma de evitar que países vecinos a Rusia suscribieran el tratado.
De otro lado, el que Rusia deje de utilizar dólares para sus transacciones con países amistosos puede que haya contribuido en algo a su economía, pero ha dejado sin divisas internacionales al país, lo cual, sumado a las sanciones económicas y comerciales que viene estableciendo la comunidad internacional, además de los evidentes perjuicios a la economía rusa, está limitando su capacidad de acceder a tecnología de última generación, la cual se compra en dólares, y es lo que genera más opciones de ganar una guerra moderna.
A pesar de los aliados de Rusia, China, tal vez el más importante, hila con cautela: sabe que el equilibrio mundial es frágil, por lo que brinda un apoyo limitado a Putin. Su diplomacia no hace parecer que, de momento, pretenda entrar en conflicto, aunque sus pretensiones sobre Taiwán le hacen mantener una narrativa relativista respecto a la invasión de los rusos.
A pesar de lo que muchos creen, China parece aún no encontrarse en condiciones de enfrentarse, ni económica ni militarmente, al resto del mundo con la seguridad de ganar.
El país de Mao aún no es la primera potencia económica del mundo y si bien ha acumulado gran cantidad de tecnología los últimos años, mucha de esta ha tenido de base tecnología extranjera, por lo que se asume que la industria del país no se encuentra en la capacidad de desarrollar nueva tecnología de punta, principalmente con fines bélicos.
Militarmente, si bien China cuenta con uno de los ejércitos más grandes del mundo, con un aproximado de 2.2 millones de efectivos, tienen poca experiencia militar, pues no se han desenvuelto en guerras importantes ni en ocupaciones violentas los últimos años, a diferencia de los ejércitos de la OTAN, que acumulan las experiencias recientes de Irak y Afganistán. Además, los ejércitos en conjunto de la OTAN suman 3.7 millones de efectivos, superando por 5 a 3 a las fuerzas chinas.
También se debe considerar, en caso la tensión creciera, el rol hegemónico de China en el Asia, que no necesariamente agrada a todos. Japón y Corea del Sur, que no son parte de la OTAN, pero que históricamente han tenido rivalidad con China, observan con cautela sus movimientos. India, por su parte, y a pesar de los tratados comerciales que tiene con China, es otro país que busca hegemonía en la zona asiática, por lo que no se puede considerar como su aliado natural.
Estas circunstancias complican las posibilidades de que China tome un rol más activo en la guerra en Ucrania, dejando a Rusia sola en un conflicto que viene mermando, lentamente, el poder y la imagen pública de Putin, al punto de que se ha llegado a especular que tiene un plan de fuga a Venezuela, para no ser juzgado por la población rusa en caso perdiera la guerra.