Uchuraccay: Hoy se cumplen 39 años del asesinato de los ocho periodistas mientras cumplían con su trabajo

El 26 de enero de 1983 fueron asesinados los periodistas Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez y Félix Gavilán de El Diario de Marka, Jorge Luis Mendívil y Willy Retto de El Observador, Jorge Sedano de La República, Amador García de la revista Oiga y Octavio Infante del diario Noticias de Ayacucho, así como el guía Juan Argumedo y el comunero uchuraccaíno Severino Huáscar Morales.

En la fotografía se encuentran Jorge Sedano, Amador García, Jorge Luis Mendivil, Félix Gavilán, Pedro Sánchez, Willy Retto y Eduardo de la Piniella, quienes serían asesinados el 26 de enero de 1983. En la imagen falta, Octavio Infante, el octavo periodista asesinado.

Este 26 de enero se cumple un año más de la trágica muerte de los ocho periodistas que emprendieron viaje hasta una zona invadida por el terrorismo, todo con el objetivo de cumplir su oficio de periodista. Han pasado 39 años de aquel caso que enlutó al periodismo, pero que al mismo tiempo lo ensalzó y lo expuso como una profesión de alto valor para la sociedad. En esta nota conoce algunos datos sobre el Caso Uchuraccay. 

El caso Uchuraccay ha tenido dos investigaciones previas al informe Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). La primera presidida por el escritor Mario  Vargas  Llosa, la cual señaló como responsables a los campesinos. La segunda realizada por el  poder  judicial, la cual sentenció por homicidio a los campesinos Dionisio Morales Pérez, Simeón Auccatoma Quispe y Mariano Ccasani Gonzáles, y ordenando la captura de otros catorce. Ambas investigaciones han sido cuestionadas por no haber sido tan sustanciales. 

El informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, por su parte, indica que en dicha zona ayacuchana, 135 comuneros fueron asesinados por Sendero Luminoso. Poniendo en evidencia que Uchuraccay atravesaba olas de violencia extrema.

Para entender la trágica muerte de estos honorables periodistas primero se debe plantear el contexto en el que se veía envuelto esta comunidad.

Primeros acercamientos de Sendero Luminoso

En 1981, la comunidad de Uchuraccay se vio irrumpida sigilosamente por unos extraños, entre ellos un sujeto que se hacía llamar «Martín». Según testimonios recogidos por la CVR, el tema que introducían estos sujetos foráneos era sobre la situación de pobreza de los comuneros. Con el tiempo y a través de engaños, este sujeto consiguió hacerse con la confianza de algunas familias. De esta forma, llegó a convencer a algunas de unirse a la «guerra popular». 

Para mayo de 1982, los miembros de SL habían logrado conseguir el apoyo de al menos 15 pobladores, logrando conformar bases de apoyo. Es más, de acuerdo con un manuscrito de un mando local senderista fechado en marzo de 1985, el grupo terrorista contaba desde 1981 con bases de apoyo en Uchuraccay,  Iquicha  y  Huaychao. En estas bases existían pelotones  de  la  fuerza  local  y  unidades  guerrilleras.

Cabe mencionar que uno de los objetivos que tenía SL era controlar las comunidades de las punas de Huanta, ya que significaban un corredor estratégico para el desarrollo de sus acciones, por su ubicación intermedia entre los valles y la ceja de selva ayacuchana.

La resistencia de Uchuraccay

Dentro de los planes que manejaba Sendero Luminoso estaba la destrucción de los puestos policiales para desguarnecer a las comunidades. Estos enfrentamientos contra la policía ocasionó que los efectivos se trasladaran hacia las capitales de provincias, dejando desprotegidas a las zonas rurales de violencia y adoctrinamiento.

Sin embargo, SL no logró establecerse del todo en Uchuraccay. Una de las razones que brinda el informe de la CVR se debió a que Uchuraccay no contaba con una base social juvenil, ya que la escuela allí era muy pequeña: solo contaba con una profesora para enseñar anualmente a 40 o 50 alumnos hasta cuarto año de primaria.

Entonces, dado este panorama, gran parte de la comunidad de Uchuraccay rechazó la ideología de SL, lo cual hizo que se enfrentara al grupo terrorista. Lamentablemente, en estos enfrentamientos, el presidente de la comunidad, Alejandro Huamán, y el comunero Venancio Auccatoma perdieron la vida.

Estas ejecuciones las cometieron como amenaza para todo aquel que se revelara ante lo que SL intentaba imponer, lo cual no sirvió, ya que generó un rechazo violento de las comunidades.  De  esta  forma, en Uchuraccay se gestó la primera rebelión multicomunal contra el PCP Sendero Luminoso. 

El  21  de  enero, a  menos  de  un  mes  de  la  intervención  de  las  fuerzas  armadas  en Ayacucho  y  del  establecimiento  de  la  Infantería  de  Marina  en Huanta, se produjo la matanza de siete miembros de SL, ocurridas en las comunidades de Huaychao y Macabamba. Durante esa misma semana, cinco miembros de SL fueron también asesinados, esta vez en Uchuraccay. 

Se estima que en total fueron 24 miembros de SL ejecutados en diferentes comunidades de Ayacucho. Estos hechos fueron la respuesta de los comuneros de Uchuraccay ante la incertidumbre que dejaba SL. Ellos sabían que el grupo terrorista buscaría venganza. 

Declaraciones precipitadas

Durante una conferencia de prensa, realizada el 23 de enero, para informar al país sobre las muertes ocurridas en Huaychao, el  Jefe  Político  Militar  de  la  Zona  de  Emergencia,  general  Roberto  Clemente  Noel Moral, afirmó que “hay  una  respuesta  muy  significativa  del  pueblo  ayacuchano  de  desterrar  el terrorismo.  Con  esta  acción  los  hombres  y  mujeres  están  demostrando  coraje  y virilidad  para  no continuar siendo mancillados por un pequeño grupo con ideas descabelladas”. 

Los actos hechos por los comuneros fueron también aprobados por el presidente de la república de ese entonces, Fernando Belaúnde Terry. “(espero  que  en  Ayacucho) se  restablezca  la  tranquilidad y que la presencia y el valor de estos pueblos sea suficiente y no se requiera acudir a la fuerza para acabar con el terrorismo”, expresó a través de la televisión.

El general Noel informó del envío de una patrulla terrestre y de un comando helitransportado para prestar protección a las comunidades, la cual llevaba alimentos para las comunidades, como reconocimiento del mismo presidente  Belaunde por las acciones emprendidas contra los  miembros terroristas.

Ese día, llegó en helicóptero  a  Uchuraccay  un comando  de 15 efectivos de los sinchis, quienes le dijeron a los campesinos que continúen con ese tipo  de  respuestas, matando  a todo extraño que llegara a la comunidad a pie.

De acuerdo con las declaraciones recogidas por el periodista Luis Morales, el mensaje que se repitió a los uchuraccaínos fue de que los sinchis no vendrán por tierra, solo por helicóptero.  Y  si  algún desconocido viene por tierra, lo matan.

En busca de la verdad

En ese momento circulaba información de que Sendero Luminoso estaba siendo controlado y contrarrestado, por lo que un grupo de valerosos periodistas decidieron emprender un trabajo de investigación sobre este asunto. En este momento de la historia, el olfato, el valor y el coraje periodístico se hacía presente.

La información sobre SL era insuficiente aún. Se desconocía las intenciones de los senderistas, se decía, por ejemplo, que estaban a favor de los campesinos, entonces, con esa premisa resultaba poco creíble que ellos se levanten en contra de los senderistas y los maten. La incertidumbre incrementaba al saber que dentro de los asesinados se encontraban adolescentes de catorce y quince años. Al tener presente dicha información, se pensó que tal vez los responsables de la matanza habían sido los sinchis o los militares, quienes ya habían asesinado personas que no eran senderistas y que atribuyeron la culpa a los comuneros de Huaychao. Entonces, ese fue el motivo que impulsó a los periodistas para que recojan información in situ, desde Huaychao, para ser más precisos con la información.

Eran las 5 de la mañana del 26 de enero del año 1983 cuando los periodistas tomaron un taxi, conducido por el chofer llamado Salvador Luna. Durante el trayecto pasaron por un puesto de control, se dice que el ambiente era muy alegre, entre chistes y bromas. Luego, alrededor de las 8:30, el taxista los dejó en un punto de la carretera de Huanta a Tambo. Posteriormente, el grupo tuvo que seguir a pie por muchas horas y a más de 4000 metros sobre el nivel del mar a un pueblo llamado Chacabamba. Los periodistas seguían su camino junto al intérprete Juan Argumedo, quien había sido contratado para ser el guía en el viaje. Por la difícil situación geográfica del lugar, debían pasar por un pequeño pueblo llamado Uchuraccay para poder cortar camino.

Esa misma mañana en Uchuraccay había acontecido un episodio a resaltar: un comunero de la zona fue acusado de ser parte de Sendero Luminoso, por lo cual fue golpeado e insultado por la comunidad. Sin embargo, fue salvado de la muerte por un vecino, lo perdonaron, y como retribución ofreció licor a las autoridades del lugar.

En aquel momento de la incursión del grupo de periodistas, se dice que las autoridades estaban reunidas en la casa del teniente gobernador de nombre Fortunato Gavilán García. En el interior se encontraban bebiendo licor que les acababa de ofrecer el comunero que fue indultado.

Cuando escucharon los gritos: “Los terroristas están aquí”, salió raudamente un grupo importante de pobladores, armados con picos, palos y machetes. Este enardecido grupo rápidamente rodeó a los periodistas. Los hombres de prensa intentaron dialogar con la comunidad, conversaron con un comunero que vestía ropa de ciudad y hablaba español para que pudiera ser intérprete; sin embargo, fue golpeado y expulsado del lugar.

Los periodistas trataban de explicar que no eran terroristas, los golpes se hacían cada vez con más violencia. El comunero Severino Huáscar Morales fue acusado de ser cómplice de terroristas y responsable de traer a este grupo de foráneos señalados como senderistas. Severino fue cruelmente golpeado con piedras, hasta llegar al punto donde se observaba que tenía los ojos salidos, es por eso que un pueblerino se le acercó y lo acuchilló para evitarle más sufrimiento según relatos de testigos.

Los periodistas corrieron el mismo destino, fueron apaleados y maltratados. Diez hombres que perdieron la vida. La matanza no duró más de treinta minutos.

Finalmente, se supo que Silvio Chávez Soto, secretario de la comunidad, fue quien ordenó esta masacre. Los cuerpos fueron puestos en dos fosas comunes a 200m de la matanza.

Registro periodístico

En ese momento de tensión, lo único que se logró encontrar como documentación fueron las fotografías de Willy Retto. Pasado tres meses de la tragedia, se logró recuperar el rollo de la cámara. Luego de que las tuviera la fiscalía, en una diligencia el padre de Willy Retto, Óscar, un periodista muy conocido en esa época, logró tomarle fotos a dichas fotografías que eran evidencias valiosas para el caso Uchuraccay.

Meses después, la sala donde se encontraba la evidencia del rollo fotográfico se incendió de manera misteriosa y se perdió la evidencia que hasta ese momento era vital para reconstruir los hechos.

Actualmente, tenemos ocho fotografías que demuestran los últimos momentos de estos valerosos periodistas que siempre pusieron su profesión por encima de cualquier cosa.