
Este viernes el Congreso debatirá en el Pleno Agrario el dictamen que busca la ampliación hasta 2035 de la ley de moratoria al ingreso y producción de organismos vivos modificados genéticamente, la cual rige desde 2011 y vence el próximo año.
»El Perú tiene muchos pisos altitudinales y con ello varios alimentos que se adaptan a los diferentes suelos. Con la entrada de los transgénicos tendremos solamente monocultivos: un solo bien que no acepta asociaciones de su entorno», explica Angie Higuchi, investigadora y profesora de Administración de la Universidad del Pacífico.
Higuchi aterriza la problemática de producir alimentos transgénicos con el siguiente ejemplo: »El cacao es un producto higroscópico, es decir, que toma sabores y olores de su entorno. Si lo siembras junto a un banano, vainilla o naranja, el chocolate tendrá sabores distintos. Además, el otro cultivo le hace sombra. El sol no lo mata. Esa es una relación simbiótica».
Asimismo, Higuchi reconoce que en una primera instancia la aplicación de esta revolución tecnológica en el agro puede generar buenas impresiones, dado que pretende acelerar la producción de recursos que la propia naturaleza no podrá abastecer con el paso de los años.
Cabe precisar que estas semillas modificadas están asociadas a un pesticida que se encarga de neutralizar a bichos que las amenacen y alejen a las plagas, sin embargo, Higuchi advierte que, con su mismo uso, las amenazas van haciéndose más resistentes a estos elementos por lo que los agricultores tienen que adquirir nuevas semillas y pesticidas.
»Entonces se genera un círculo vicioso que nunca termina, y el agricultor seguirá dependiendo de grandes compañías para comprar una semilla o pesticida más potente. Este es el problema a mediano y largo plazo», puntualiza.
Por su parte, Eduardo Zegarra, investigador principal de Grade, señaló al portal Servindi que al Perú no le conviene ser productor de transgénicos debido a los niveles de concentración en esta industria, los cuales »terminan en manos de una sola gran corporación».
Finalmente, Higuchi sostiene que la entrada de semillas transgénicas lastrará la imagen del Perú en aspectos como la gastronomía y el prestigio por su calidad de café o cacao; y que antes de incursionar en una ley a favor de los transgénicos, se debe estudiar meticulosamente su impacto ambiental y sanitario.
»Hay que revalorar el campo. No esperemos otros nueve años para ponernos las pilas ante los transgénicos. La agricultura es un peldaño importante y no solamente hay que protegerla, también hay que velar al consumidor por lo que come. Está muy probado que los pesticidas transgénicos están asociados directamente a enfermedades renales, hormonales y hasta el cáncer», sentencia Higuchi.
Gssv.