
Un terremoto de magnitud 6,3 estremeció el noroeste de Ecuador la mañana del viernes 25 de abril, con epicentro en la provincia de Esmeraldas, situada a unos 180 kilómetros al norte de Quito. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el movimiento telúrico dejó al menos dos docenas de heridos y provocó daños en viviendas, edificios públicos y sistemas de servicios básicos.
El impacto del sismo fue especialmente severo en una región que aún no se recupera del derrame de más de 20.000 barriles de petróleo ocurrido en marzo en el río Esmeraldas. Las autoridades informaron que el 80% del sistema de energía eléctrica y telecomunicaciones sufrió interrupciones, y los cortes continúan mientras se trabaja en el restablecimiento del servicio.

Además, la petrolera estatal Petroecuador suspendió las operaciones en la refinería de Esmeraldas —la más grande del país— y en el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), a la espera de una evaluación técnica que determine el impacto del sismo sobre la infraestructura energética nacional.
“Que Dios nos apiade. Primero el derrame, y ahora un terremoto. Lo importante es que estamos aquí tratando de servir a la comunidad”, expresó el alcalde Vicko Villacís.
Por su parte, el presidente Daniel Noboa aseguró a través de redes sociales que su gobierno coordina el despliegue de ayuda humanitaria y la instalación de albergues temporales para los damnificados. “El gobierno está con ustedes, y así vamos a salir adelante”, escribió.
El Instituto Geofísico de Ecuador también reportó un segundo sismo de magnitud 4,1 minutos después en la provincia del Guayas. A pesar de la magnitud del evento principal, las autoridades descartaron la posibilidad de un tsunami.