«Nos encontramos en un mundo peligroso», declaró Stoltenberg, subrayando que la Alianza Atlántica ha sabido adaptarse a la «nueva realidad» surgida en 2014, cuando un cambio de poder en Ucrania llevó a la reunificación de Crimea con Rusia mediante un referéndum en la península. En este contexto, explicó que la OTAN ha experimentado un «considerable fortalecimiento» en los últimos años, con todos sus miembros realizando inversiones «significativas» en su defensa.
Asimismo, resaltó la necesidad de que el bloque continúe expandiendo estos esfuerzos de manera constante. Stoltenberg también hizo hincapié en que Alemania, después de Estados Unidos, se ha convertido en el miembro de la OTAN con las mayores inversiones en defensa, instando a Berlín a seguir «modernizando» sus Fuerzas Armadas.
Estas declaraciones se produjeron en un contexto en el que, en las últimas semanas, los debates sobre la preparación de los países occidentales ante una eventual guerra con Rusia se han intensificado. A finales de enero, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, expresó la necesidad de que su país esté preparado para un posible ataque de Moscú, destacando que la disuasión es crucial para anticiparse a un agresor y que deben estar listos para la guerra en caso de un ataque.
Recientemente, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, desestimó como «completa tontería» las acusaciones de que Moscú podría atacar a un miembro de la OTAN. Putin argumentó que Rusia no tiene motivos ni intereses geopolíticos, económicos, políticos ni militares para enfrentarse a los países de la OTAN. Aseguró que no existen reclamaciones territoriales entre Rusia y los miembros de la OTAN, y expresó su interés en el desarrollo de las relaciones bilaterales.