
El cohete Super Heavy, el más potente de la historia, ha explotado poco después del despegue. La compañía SpaceX había lanzado el Starship, la nave con la que Elon Musk quiere llevar a hasta 100 personas a la Luna y Marte. La compañía SpaceX lo ha considerado un éxito porque el artefacto se ha alejado lo suficiente de la plataforma de despegue sin causar daños y el fallo se habría producido en una fase más avanzada del lanzamiento.
La nave Starship ha volado por los aires antes de separarse del cohete Super Heavy. La compañía lo ha denominado “desintegración no programada”, pero la ha considerado un éxito. “Con una prueba como esta, el éxito se cifra en todo lo que podamos aprender, y el lanzamiento de hoy mejorará la fiabilidad de Starship a medida que perseguimos el objetivo de llevar la vida a otros planetas”, ha señalado la compañía en Twitter, red social propiedad de Musk.
La explosión supone una pérdida económica para la compañía estadounidense, que no ha ofrecido cifras exactas de cuánto costaba el cohete lanzado hoy. En 2019, Musk explicó a la CNN que el coste de desarrollo de Starship es de unos 3.000 millones de dólares (2.700 millones de euros).
Starship es parte fundamental de la nueva carrera espacial hacia la Luna que lidera Estados Unidos. La nave reutilizable será en teoría la encargada de llevar a la superficie de la Luna a los primeros astronautas en más de 50 años: una mujer y una persona no blanca, según los planes de la agencia espacial estadounidense, que tiene un contrato millonario con la empresa de Musk para el uso de Starship.
La prueba estaba prevista para que el cohete Super Heavy impulsara la nave durante ocho minutos. El vehículo situado en la parte superior del cohete llegaría hasta una altura de unos 240 kilómetros y volaría durante 90 minutos. La aeronave ha sido concebida para aterrizar en vertical y reutilizarse, pero la prueba solo se centraba en el despegue y el vuelo sin tripulación ni satélites.