Perú atraviesa una crisis de violencia sin precedentes. Cada cuatro horas, una persona pierde la vida a manos de la criminalidad, según cifras recientes proporcionadas por el Sistema Informático Nacional de Defunciones del Ministerio de Salud.
Entre el 1 de enero y el 27 de octubre de este año, el país ha registrado 1,601 homicidios, lo que representa un promedio diario de cinco asesinatos y marca un récord histórico de homicidios, superando ampliamente las cifras de años anteriores.
El incremento de homicidios en los últimos siete años es alarmante. En 2017, se reportaron 671 homicidios; en 2018, la cifra subió a 911; y en 2019, alcanzó los 1,070 casos. Aunque en el año 2020 se evidenció un leve descenso con 1,002 asesinatos, la tendencia no se mantuvo. Para 2021, los homicidios aumentaron a 1,317, y en 2022, la cifra fue de 1,516. En cuanto al año 2023, ya se han registrado 1,485 casos.
En total, entre el año 2017 y 2024, se han registrado 9,573 homicidios. Este impacto en la sociedad peruana es devastador, puesto que deja miles de familias afectadas. Agosto de este año ha sido el mes más violento, con 203 homicidios, un promedio de siete asesinatos diarios. La capital, Lima, lidera las cifras, con 672 casos, seguida por La Libertad, que suma 220.
Ante este panorama, el Gobierno decretó estado de emergencia en 14 distritos de Lima y Callao en septiembre, con una vigencia de 60 días, en un esfuerzo por frenar la violencia. Sin embargo, entre el 27 de septiembre y el 27 de octubre, se reportaron 56 homicidios en estas zonas, de los cuales 27 ocurrieron en los distritos bajo emergencia.
En el 78.57 % de estos casos se emplearon armas de fuego, lo que refleja una alta incidencia de violencia armada. A nivel nacional, el 70 % de los homicidios en 2023 involucraron el uso de armas de fuego, según el análisis del ingeniero electrónico y analista de datos Juan Carbajal.
Frank Casas, experto en seguridad ciudadana, advierte que el incremento de homicidios podría estar directamente relacionado con actividades de la criminalidad organizada, como la extorsión y el sicariato. “Este fenómeno va acompañado del uso de armas de fuego, principalmente armas cortas”, señaló.