Ricardo Sánchez Serra*
Veamos algunos antecedentes.
Apenas empezó la declaratoria del estado emergencia en el Perú, la Cancillería convoco a la mayoría de embajadores extranjeros para intercambiar opiniones y solicitarles que a la hora de repatriar a sus connacionales, se sirvan traer a los peruanos varados.
Los cónsules y diplomáticos peruanos hicieron un trabajo de hormiga empadronando gente, trabajando con un esfuerzo sobrehumano y gestionando para que las líneas aéreas o de gobierno incluyeran a los peruanos varados.
En los aeropuertos era un loquerío, los pasajeros tratando de embarcarse: Cancelaban vuelos, la tarifa aumentaba, las compañías aéreas no recibían los boletos de otras. Un caos total, insensibilidad y desazón. Empezaba el calvario.
En pocas horas el drama era total con el cierre de las fronteras por aire, mar y tierra. Aunque no les guste a algunos, el Gobierno peruano tomaba las medidas adecuadas para evitar que la pandemia del Coronavirus haga estragos en la sociedad. Luego muchas naciones empezaron a hacer lo mismo.
A tomar en cuenta
Como paréntesis: hay que situarse en el momento que se produce el estado de emergencia: para el 15 de marzo había casi 170 000 infectados en el mundo y 6 500 muertes. En el Perú 71 casos de Coronavirus.
Al escribir estas líneas hay 700 000 contagiados y más de 30 000 fallecidos. Y en el Perú, 671 infectados y 16 fenecidos.
Luego se autorizaron, por excepción, los vuelos comerciales para repatriar a los connacionales, en especial los que se encuentran en estado de vulnerabilidad, como niños y ancianos. No pudieron embarcarse todos. Como señaló el presidente Martín Vizcarra, algunos peruanos que residen años en el exterior pretendieron inscribirse “para darse su paseíto en el Perú”. La “criollada” no les funcionó. Eso fue una irresponsabilidad.
Solidaridad
En la actualidad solo se permiten vuelos solicitados por gobiernos extranjeros para repatriar a los suyos. En ellos regresan los compatriotas prioritariamente vulnerables. Pero son minoría. En esos vuelos, que les han denominado “humanitarios”, han venido muy pocos pasajeros. Y de aquí viene la pregunta de ¿por qué esos aviones no han traído más varados?
El premier Vicente Zeballos afirmó que se ha repatriado a 1075 peruanos que han sido instalados en diferentes hoteles. Y el mandatario ha señalado que se ordenó a los consulados evaluar a las personas con “reales necesidades” de retornar al Perú y que se evalúa “con sumo cuidado” con el fin de evitar posibles contagios.
Además, Vizcarra ha pedido que los demás esperen “con paciencia”. A su vez, el canciller Gustavo Meza-Cuadra mencionó que se está alistando un cronograma de vuelos de retorno.
Extraoficialmente nos hemos enterado que las sedes diplomáticas están dando un pequeño bono de alimentación a los varados, desconozco si también hospedaje.
No sé en otros lugares, pero me aseveran que en México hay peruanos durmiendo a la intemperie. Algo tiene que hacerse. Hay compatriotas que no se encuentran en situación de esperar su repatriación con calma. Además de tener el riesgo de contagiarse y de perder su trabajo.
Debate
Se afirma que el Coronavirus ha despertado la solidaridad en mucha gente, pero también cierta insensibilidad. Tal vez piensan así por miedo al contagio. Esto lo he podido comprobar en mi Facebook, cuando le pregunté al mandatario “¿Cuándo enviará el avión presidencial y los aviones de transporte de la FAP para recoger a los peruanos varados en el exterior?”
Alguno señala que mejor se queden afuera y que las embajadas se encarguen de ellos. Otros, que no era tiempo de viajar. Que viniendo pueden desencadenar contagios, que hagan un poco de sacrificio y tomar conciencia de la realidad. Igualmente, que ya los hospitales no se dan abasto.
Por otra parte, asimismo afirmaron que “el problema es serio y hay que hacer muchos sacrificios, y para eso, las familias deben tener, al menos, la tranquilidad de tener a sus seres queridos cerca. O que encima que muchos no pueden trabajar, tengan que solventar gastos de quien está fuera del país”.
Hay que tener sangre en las venas
En fin, es un tema humanitario. Hay peruanos varados que pueden sobrevivir económicamente y la mayoría no. Los seguros de salud que pudieron contratar tienen corta vigencia y no creo que las naciones extranjeras se hagan cargo de su salud.
Lo ideal sería traerlos -como están haciendo varios países con los suyos- y ponerlos, por supuesto, en cuarentena, en su casa, en La Videna, en la Villa Panamericana en Villa El Salvador, lo que sea mejor, pero no abandonarlos.
En este sentido, que gran ejemplo nos dan las embajadas extranjeras en Lima, repatriando a casi todos sus compatriotas y en situaciones muy difíciles, porque se encontraban en Iquitos, Yurimaguas, Cusco, Arequipa, etc. y traerlos a Lima para reembarcarlos a sus países, Uno ve fotos y videos de cómo agradecen la ayuda, están muy emocionados con sus diplomáticos y con su nación.
La satisfacción del deber cumplido, el bienestar que han ocasionado, es una felicidad para toda la vida. Atrás queda el cansancio, la incertidumbre, los sinsabores, si lograste el objetivo de hacer dichosos a los demás. ¡Qué grandes diplomáticos enviaron a Lima!
También es menester mencionar la gran cooperación del Gobierno peruano y de las Fuerzas Armadas. Ah, y el trabajo continúa, debido a que todavía no los han repatriado a todos: unos están en cuarentena, otras por concebir y, además, muchos con amenazas de desalojo por parte de algunos hoteles (otros han sido solidarios).
No juzguemos
Por las cifras de contagios en el mundo, no era época de viajar, los turistas de aquí y de allá debieron ser cautos. Hoy muchos pagan esa irresponsabilidad. Pero no es tiempo de llorar sobre la leche derramada. El cierre de las fronteras fue rápido y no dio plazos para nada.
Criticar es sencillo. Es fácil ser general después de la batalla o entrenador al fin del partido.
Dejarlos fuera como castigo por su necedad de viajar o por miedo que nos contagien, no es cristiano, musulmán o budista. Lo que están pasando es suficiente penitencia para su imprudencia.
Decisión con coraje
Muchos peruanos no pueden esperar que mengue la pandemia de coronavirus, esta no tiene fecha de término, por eso señor presidente tome la valiente decisión de enviar su avión presidencial y las naves de la Fuerza Aérea Peruana para repatriar a los connacionales.
Víctor Hugo decía: “Ten coraje para los grandes dolores de la vida y paciencia para los pequeños; y cuando hayas terminado tus tareas diarias, vete a dormir en paz. Dios está despierto”.
La decisión no es fácil. Muchas familias peruanas se lo agradecerán.
*Analista internacional y vicepresidente de la Federación de Periodistas