Anualmente, no superamos ni el 3 % de la población peruana que dona sangre. Somos más de 30 millones de peruanos, de los cuales, la gran mayoría, no dona por miedo o por desconocimiento.
Ahora, observemos las noticias. Cada día una que otra persona sufre algún accidente de tránsito y necesita una transfusión de sangre, la cual hace falta en los centros de salud. Que tu tipo de sangre no sea O+ -considerado donante común- no significa que tu sangre no será valiosa. Al contrario, existen personas con tipo A, B o AB que necesitan tu ayuda.
En la actualidad, me alegra que distintas universidades e institutos abran sus puertas para que sus alumnos donen sangre. Los jóvenes podemos hacer la diferencia. En mi caso, me alegra haber donado sangre a los 18 años. No me arrepiento aunque no haya sido planeado.
No me tomó mucho tiempo. El tiempo te lo roba el proceso de registro, la entrevista y el análisis previo. Los 450 mililitros de sangre se transfirieron de manera inmediata aunque mi cuerpo no se haya librado de la sugestión al terminar. Para donar plaquetas si es otro lapso. No es mucho, tampoco. La máquina de aféresis trabaja en menos de una hora.
Cada año, el 14 de junio se celebra el Día Mundial del Donante de Sangre y, paradójicamente, la primera vez que doné fue un día después. Lo hice en el Instituto Nacional de Salud del Niño, ubicado en San Borja. El personal fue muy amable en todo momento y me llenaron la mochila de bebidas rehidratantes y frutas al finalizar el proceso.
La realidad que se vive allí es alarmante. Anualmente, se necesitan 12 mil unidades de sangre y plaquetas para satisfacer las necesidades de pequeños pacientes que vienen, en su mayoría, del interior del país. Asimismo, existe una gran demanda de plaquetas en el nosocomio. Se necesita gente valiente que rompa mitos.
Yo soy la prueba de que donar sangre no engorda ni adelgaza. Tampoco, debilita. Al contrario, satisface. En 24 horas, tu cuerpo es capaz de regenerar la sangre donada y, aunque parezca increíble, este proceso disminuye, considerablemente, el riesgo de padecer otras enfermedades.
Cada año, el Minsa se propone superar el porcentaje del año pasado. Sé que no es nuestra obligación donar pero la diferencia empieza por uno mismo. En mi proceso de investigación sobre la donación sanguínea, conocí a Juan Eduardo Torres, quien tiene el récord nacional de donación de sangre en nuestro país. Necesitamos más personas como él. Necesitamos cultivar el altruismo, no solo con nuestra familia y amigos sino con el resto.
El presidente Martín Vizcarra denominó el 2020 como el “Año de la Universalización de la Salud”. Hagamos que no se quede solo en el nombre, sino que más personas gocen de buena salud al lado de sus familias y no en los hospitales a la espera de una donación que, algunas veces, no necesariamente llega de forma gratuita.
Este jueves y viernes, el Instituto Nacional de Salud del Niño realizará una campaña de donación de sangre en sus sedes de San Borja y Breña. Si Eduardo Torres puede, ¿por qué tú y yo, no?. Como dice el lema de la campaña: ”Salvar vidas está en tus venas”.
J.M.M.A