Los especialistas en nutrición creen que existe una relación entre el horario que tomamos algún alimento con los ritmos circadianos de nuestro organismo.
Un reciente estudio de la Facultad de Fisiología de Murcia en España, determinó que aquellas mujeres que comían a tempranas horas perdían peso con mayor facilidad a diferencia de las que ingerían alimentos más tarde.
Asimismo, un análisis de la Universidad de Illinois en Estados Unidos, aseguró que desayunar tarde incrementaba el índice de masa corporal.
Estas dos investigaciones revelan que existe un claro vínculo entre las comidas y el horario en que son adquiridas, pero ¿a qué se debe esto? Y sobre todo ¿por qué? Esas son las nuevas interrogantes que deben desentrañar los científicos y que abordan un nuevo campo: crononutrición.
Nuestro reloj biológico
El ser humano cuenta con una especie de reloj que ayuda en casi todas las funciones del organismo (regular la presión arterial, la temperatura corporal, los niveles hormonales, etc.). “Tenemos un reloj biológico que determina el mejor momento para que ocurra determinado proceso metabólico en un marco de 24 horas”, aseguró la doctora y profesora de nutrición del King´s College de Londres, Gerda Pot.
“Metabólicamente hablando, eso significa que comer de forma abundante por la noche no es lo adecuado, porque tu cuerpo descansa por la noche”. Ingerir alimentos de día no es lo mismo que de noche, porque nuestros cuerpos no procesan de la misma forma. Por esta razón se recomienda comer la mayor cantidad de calorías por las mañanas.
C.V.M
