El miércoles, Rusia y Ucrania anunciaron un canje de alrededor de 400 prisioneros de guerra, una semana después del accidente de un avión militar ruso. Según Moscú, el avión, que transportaba soldados ucranianos cautivos, fue derribado por el ejército ucraniano el 24 de enero utilizando un misil Patriot estadounidense.
El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el avión Il-76 fue derribado por un sistema Patriot estadounidense, utilizado por Ucrania para interceptar fuego ruso. Aunque Rusia insiste en esta versión, Ucrania y sus aliados occidentales continúan esperando pruebas de las acusaciones rusas.
A pesar de las tensiones generadas por estas acusaciones, Rusia y Ucrania llevaron a cabo uno de los mayores canjes de prisioneros en casi dos años de guerra. El Ministerio de Defensa ruso informó que 195 soldados rusos fueron canjeados por un número igual de militares ucranianos. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, anunció el regreso de «207» de sus conciudadanos, agradeciendo la operación y prometiendo traer de vuelta a todos los prisioneros, ya sean combatientes o civiles.
El canje se llevó a cabo con la mediación de Emiratos Árabes Unidos, según informó Moscú. Este canje se considera el quincuagésimo de este tipo, y hasta ahora, un total de 3,035 ucranianos han regresado a su país mediante estas operaciones.
En cuanto al incidente del avión militar ruso, Putin reiteró que el avión fue derribado por un sistema Patriot estadounidense y destacó la importancia de continuar los canjes para repatriar a los prisioneros. Sin embargo, Ucrania no ha confirmado ni desmentido el derribo del avión, y algunos funcionarios dudan de que estuviera transportando prisioneros de guerra ucranianos. El gobierno ucraniano admitió que estaba planeado un intercambio de prisioneros para ese día, pero finalmente no se llevó a cabo.
En el frente diplomático, el último paquete de ayuda estadounidense a Ucrania sigue bloqueado en el Congreso, y la Unión Europea anunció que solo entregará la mitad del millón de proyectiles prometidos a Kiev para finales de marzo, señalando una posible pérdida de apoyo occidental.
Mientras tanto, en el terreno, Rusia continúa presionando las defensas ucranianas, especialmente en la región del Donbás y en Avdiivka, en el este del país. Putin declaró que sus tropas mantienen posiciones «en las afueras» de esta ciudad, una zona que ha sido escenario de intensos enfrentamientos. Las fuerzas ucranianas, por su parte, apuntan a objetivos en territorio ruso para alejar al ejército de Moscú del frente. El Ministerio de Defensa ruso afirmó que destruyó veinte misiles lanzados por Ucrania sobre el Mar Negro y Crimea, la península anexionada por Moscú en 2014.
