No recuerda el suceso que tuvo, Rodrigo Santillán sufrió un revés en su vida a corta edad. A él le detectaron polineuropatía, una enfermedad que le impide caminar.
“Mis padres me cuentan que yo caminaba, saltaba, corría. De un momento a otro dejé de hacer esas cosas que un niño hace”, menciona Santillán.
Afortunadamente, el paranador nunca se ha rendido y siempre ha querido superarse para llegar a darle logros a su familia y al Perú.
Hace un par de meses, el deportista tuvo la oportunidad de disputar la prueba de 100m espalda en categoría S2, ubicándose dentro de los ocho mejores del mundo. »Me veo entre los ochos mejores», mencionó Santillán antes de partir a Japón.
»Ha sido mi mayor logro y ahora, cuando lo recuerdo, me emociono como si estuviera allá. Es increíble. Es una recompensa al sacrificio que tuve durante estos tres años, con el apoyo de mis padres y también de Unacem, quienes confiaron en mí y me han venido apoyando en todo», sostuvo el paranador.
Pese a no quedar en el podio en la capital japonesa, obtuvo el respeto de todos. Por el momento, continua preparándose para los nuevos retos que le espera.
“Cuando estaba en Tokio siempre hablaba con mi mamá. La extrañaba un montón, a ella, a mi papá y a mi familia. Pero sabía que el esfuerzo de ese momento era por mi país”, confiesa en una entrevista con el Comercio.
Santillán empezó a nadar desde los 13 años, antes de ello no habría realizado natación. “Yo sin saber nada fui al Estadio Nacional para practicar y en menos de una semana me enseñaron. Yo iba todos los días, me esforzaba porque me gustaba lo que hacía y mis entrenadores vieron un potencial en mí”, añadió.
“Si quieres ser el mejor, tienes que hacer cosas que otras personas no están dispuestas a hacer”, mencionaba el americano Michael Phelps, el mejor nadador de la historia y el olímpico más laureado. Lo dice Phelps y Rodrigo lo pone en práctica para sus futuras competiciones.
F.A.V.K.