Actualmente, el Hospital Alberto Sabogal de EsSalud reportó más de 300 atenciones de casos de violencia familiar, con un índice mayor de violencia psicológica y le continúan la física y la sexual. Las víctimas serían mayormente mujeres de entre 20 y 40 años de edad.
Jéssica Caycho Solís, psicóloga del mencionado centro de salud, manifestó que la cantidad registrada de casos puede ser aún más grande, dado que varias mujeres que son víctimas de abusos les es muy complicado hablar de aquel maltrato, lo callan y no pueden concretar las denuncias ante las autoridades porque se siente desprotegidas.
Sostuvo que la violencia comprende a un victimario o agresor, el cual, mediante el uso de la fuerza física, psicológica y/o verbal, tiene como fin herir a su víctima.
Así mismo, recalcó que, durante la pandemia aumentaron las cifras de violencia en el Perú. “El confinamiento trajo como repercusión la activación e incremento de enfermedades emocionales y mentales”, explicó.
“Teniendo en cuenta que, casi el 60% de las actividades están fuera de casa, el encierro evidenció que las personas no sabían convivir y ante situaciones de estrés o intolerancia, la respuesta fue la agresión”, añadió.
Conforme a las consultas médicas registradas, los casos de violencia tienen como víctimas en su mayoría a mujeres, niños y adolescentes. Las organizaciones internacionales reportan que, de cada 5 muejeres, al menos 3 de ellas fueron violentadas alguna vez en su vida.
Por otro lado, la experta comunicó que los diagnósticos aumentaron la depresión, el estrés y la ansiedad tras sufrir estos episodios violentos
“Muchas de las pacientes que vienen a consulta lo hacen por otros problemas; sin embargo, a lo largo de su tratamiento o intervención, recién toman conciencia que sus problemas de salud emocional están asociados a la violencia que se presenta a través del abandono, excesivo control, prohibición para trabajar y en casos más extremos, golpes”, señaló.
Según vivencias recolectadas de las víctimas, la violencia psicológica es la razón primaria por la que los pacientes pasan por consulta y no por violencia física, como sucede con el Servicio de Emergencia.
“Hemos detectado que ocultan mucho de lo que realmente viven por lo engorroso de la denuncia. Respecto a la violencia sexual, evitan acudir a los hospitales porque para ellas resulta vergonzoso decir que han sido forzadas por sus parejas”, detalló.
Finalmente recordó que, si bien no es nada sencillo recuperarse de una vivencia violenta, uno debe aprender a vivir con ese recuerdo y no permitir que lo siga lastimando. Que se debe tener mucha paciencia con los tratamientos, pero que son realmente importantes si uno verdaderamente quiere romper esa cadena de dolor.