Las iglesias San Francisco de Borja y la Iglesia de la Asunción, ambas ubicadas en el centro de Santiago en Chile, fueron blanco de ataques por encapuchados que luego la incendiaron. Acompañado entre saqueos y violencia, los hechos fueron criticados en redes sociales. Las iglesias cerca de la Plaza Italia, epicentro de las mayores movilizaciones que se llevaron a cabo para conmemorar el primer aniversario del mayor estallido social desde la dictadura.
El primer santuario atacado fue la Iglesia San Francisco de Borja, usado regularmente por el cuerpo policial de Carabineros para ceremonias institucionales, y horas más tarde fue la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital, con casi dos siglos de antigüedad. Cuando cayó la cúpula en llamas tras el colapso de la estructura, varios manifestantes y encapuchados lo celebraron, mientras la indignación nacional fue expuesta con mensajes de lamento en redes sociales.
La torre de la pequeña iglesia, conocida también como la “parroquia de los artistas”, se desplomó a pesar de los esfuerzos por los bomberos. Todo esto cerca de la plaza Italia, bautizada por los manifestantes como “Plaza Dignidad”, donde también se registraron ataques de encapuchados a algunas comisarías de la periferia capitalina.
El ministro del Interior del país, Víctor Pérez, en declaraciones desde el palacio de La Moneda, dijo que lamenta los hechos de violencia, y calificó los ataques a las iglesias como “una expresión de brutalidad”.
El arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós se pronunció al respecto y dijo: «Basta de violencia, no justifiquemos lo injustificable. En estos momentos sé el dolor tremendo de los feligreses de la Parroquia de la Asunción de la Virgen María, y de la parroquia de Carabineros. Sepan y sientan que estamos unidos a ustedes”.
Las protestas empezaron el año pasado en octubre, habían estallado después de un aumento en la tarifa del metro y luego se convirtieron en unas manifestaciones antigubernamentales, sumado el aumento de la desigualdad en el país.
Las manifestaciones por el primer aniversario del estallido social, toman lugar a una semana de un histórico plebiscito en el país mapuche. El domingo 25, los chilenos decidirán si quieren reemplazar la actual Constitución, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y vista como el origen de las desigualdades en el país. El plebiscito, que iba a realizarse en abril fue aplazado por la pandemia.
M.A.N.