En caso el planeta Tierra dejara de rotar, todas las estructuras (seres vivos y objetos) saldrían disparados por los aires hacia al este a 1.700 kilómetros por hora, algo similar a sentir una explosión nuclear. Además, en menos de un minuto, tsunamis inmensos arrasarían a más de 27 kilómetros tierra adentro.
Toda el agua de los océanos se iría hacia los polos y los siete mares se volverían solo dos, lo que conformaría un megaocéano en el norte y otro en el sur. En consecuencia, Canadá, la mayoría de Europa, Boston, Chicago, Seattle y Rusia quedarían bajo el agua. De igual manera, partes de Argentina, Chile y Nueva Zelanda.
Finalmente, el desplazamiento oceánico formaría un súper continente en el Ecuador que daría la vuelta a todo el planeta. Sin embargo, no habría muchas posibilidades de sobrevivir, porque los recursos serían escasos debido a una sequía global. La agricultura sería imposible de mantener, pues un día duraría seis meses y una noche igual.
La consecuencia final y fatal sería la pérdida del campo magnético, lo que haría que los vientos solares atraviesen la capa de ozono. Esto ocasionaría que los rayos cósmicos del Sol terminen calcinando toda vida en la Tierra.