Argelia acaba de conocer la mayor purga militar jamás realizada, con la destitución de docenas de Generales de División, comandantes, generales y altos funcionarios. Esta gran agitación está estrechamente relacionada con la sucesión que se está preparando y ha sido precipitada por el deterioro grave de la salud del presidente Abdelaziz Buteflika.
Según las informaciones publicadas por Argelia Times, el presidente se encontraría en la fase final de un cáncer de estómago, complicado por un ataque cerebral en el año 2013, que lo obligó a la inmovilidad además de perder la capacidad de comunicación.
Las razones de esta purga buscan apartar de la carrera presidencial a los altos mandos militares con pretensiones presidenciales. De hecho, el presidente Buteflika fue ingresado la semana pasada en cuidados intensivos del Hospital Cantonal en Ginebra, específicamente en su ala reservada para pacientes en estado crítico. Sin embargo, ante el estado desesperado del presidente, los médicos habrían recomendado su regreso al país. Por supuesto, los medios oficiales refutan esta versión y continúan hablando de una simple visita de rutina, que tiene lugar periódicamente. En Argelia, todo lo relacionado con la salud del presidente Buteflika es un secreto de estado debido a los evidentes problemas de sucesión que podría generar.
Sin embargo, el vínculo entre la purga actual y el deterioro del estado de salud de Buteflika parece evidente. De hecho, todos los generales que ocupaban los puestos más importantes, después de los del Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas y jefe de la Guardia Presidencial, fueron despedidos en unas pocas semanas. Con una lista tan larga de jefes militares preocupados por la purga, sería tedioso ser exhaustivo. Sin embargo, el hecho de destituir casi simultáneamente al jefe de la policía, la gendarmería, los servicios secretos no puede significar solamente el simple deseo de reestructurar estas instituciones.
Todo comenzó el 26 de junio cuando el jefe de la Dirección General de la Seguridad Nacional (DGSN), el General Mayor Abdelghnai Hamel fue reemplazado por el Coronel Mustapha Lahbiri. A nivel de la gendarmería, había un verdadero juego de sillas, ya que en el espacio de un mes, el jefe de este cuerpo cambió dos veces. Así, el 5 de julio, el general Ghali Belkcir reemplazó al mayor general Menad Nouba, antes de ser destituido el 12 de julio por un decreto emitido el 8 de agosto en el boletín oficial argelino. Fue reemplazado por el general Abderrahmane Arrar. Antes del final de este episodio tumultuoso, ocurrieron varios otros cambios.
Djilali Boudalia, jefe de los servicios de inteligencia, fue sustituido el 17 de julio por Slimane Benyetou. En el mismo cuerpo de la policía, el alto oficial que dirigía la seguridad en el aeropuerto Houari Boumediene en Argel fue despedido. Del mismo modo, en Argel, Orán, Laghouat y Ghardaïa, los jefes de seguridad de todas estas wilayas (regiones) fueron expulsados. Lo mismo pasaría con los Directores de las transmisiones de unas treinta wilayas.
El Ejército Popular Nacional no ha escapado a esta agitación sin precedentes. De hecho, todo el entorno del verdadero hombre fuerte del país el General Ahmed Gaïd Salah ha sido víctima de esta purga sin precedentes llevada a cabo por el clan Buteflika.
Estos cambios, en vísperas de una decisiva elección presidencial, hicieron que los observadores afirmaran que tal purga que afecta el aparato de seguridad y de defensa es un primera a nivel mundial.
La purga ha afectado incluso a la justicia, ya que 12 presidentes de los tribunales han sido destituidos, así como 8 procuradores generales.
En cualquier caso, es un hecho eminentemente político, ya que Argelia es uno de los países en el mundo donde el ejército es citado constantemente en la gestión de los asuntos públicos, por el clan gobernante así como por la oposición.
Evidentemente, las especulaciones se están planteando sobre el destino del General Ahmed Gaïd Salah. Muchos creen que él sería el objetivo principal de esta purga. Conscientes de no querer un ataque frontal, el clan Buteflika, clan liderado por Said Buteflika, hermano del Presidente, habría elegido la estrategia del debilitamiento.
Preocupación occidental
Mientras tanto las cancillerías occidentales siguen con gran preocupación la evolución de esta situación con el temor de que desemboque en mayor inestabilidad llegando a afectar la seguridad regional del mediterráneo y los flujos migratorios
Prueba de este temor es el reforzamiento de la cooperación militar occidental con el país vecino de Argelia, Túnez, al que la OTAN acaba de otorgar el estatus de primer socio en el mediterráneo. Este acercamiento es visto con muchos recelos en Argel que ve como sus pretensiones de convencer las potencias occidentales y particularmente la administración de Trump y la CIA de su liderazgo para la estabilidad del Magreb se están evaporizando.
Mientras tanto, en las cancillerías occidentales reina un aire de inquietud ante las reacciones del ejército argelino ante esta purga sin precedentes.