Entre las restricciones por la pandemia de COVID-19, se prohibió la aglomeración de personas en iglesias o capillas, por tal motivo los actos religiosos se estuvieron desarrollando de manera virtual, en trasmisiones vía redes sociales. Sin embargo, los fieles de la región de Puno vienen congregándose desde el 31 de enero en el Santuario de la Virgen de la Candelaria, quien celebraba su misa de fiesta el 2 febrero de cada año.
Pese a las medidas sanitarias impuestas, las personas se acercan a elevar sus oraciones a la venerada imagen de la virgen quienes piden para que los proteja del virus, el cual ha matado a miles de peruanos.
“Con el problema de la pandemia, todo se ha suspendido, pero vine a saludar y rezar a la virgen para que haya paz y salud en todos los hogares de Puno”, indicó Juan Vargas, luego de entregar un ramo de flores a la virgen.
Además, un grupo de jóvenes danzantes de los caporales del lugar bailaron y cantaron frente a la entrada a la iglesia de la Virgen de la Candelaria, la cual se encuentra en la plaza Manuel Pino, en el centro de la ciudad de Puno.
Como todos los años hoy empezaba la semana central de la mayor fiesta de Puno, en la cual la gente se reunía para la procesión, a observar las coloridas danzas, los pasacalles y las fiestas. Sin embargo, este año por la emergencia sanitaria que atraviesa el país, solo están permitidas actividades determinadas siguiendo los protocolos sanitarios respectivos.
I.A.D.C
