Este domingo, el presidente de Armenia, Armen Sarkisian, renunció a su cargo alegando que su oficina se ha revelado incapaz de influir en la política del país durante la actual crisis.
“Lo he estado pensando durante mucho tiempo y he decidido dimitir tras cuatro años de trabajo en activo como presidente”, declaró Sarkisian en un comunicado, en el que añadió que “el presidente no cuenta con las herramientas necesarias para influir en los procesos importantes de la política exterior y nacional en tiempos difíciles para la gente y en el país”.
Sarkisian estuvo en el centro de una crisis política interna que estalló el año pasado a raíz de la guerra entre Armenia y su viejo rival Azerbaiyán por el control de la disputada región de Nagorno-Karabaj.
Su papel es principalmente protocolario y el poder ejecutivo recae principalmente en el primer ministro Nikol Pashinyan.
Ambos habían discrepado sobre la decisión de destituir al jefe del Estado Mayor del Ejército tras la guerra y en medio de protestas que llevaron a miles de personas a las calles del país caucásico.
“Espero que puedan aplicarse los cambios constitucionales y que el próximo presidente y la administración presidencial puedan operar en un entorno más equilibrado”, añadió el comunicado.
Sarkisian nació en 1953 en Ereván, la capital. Desempeñó el cargo de primer ministro entre 1996 y 1997 antes de ser elegido presidente en marzo de 2018.
Desde el desmantelamiento de la Unión Soviética, la economía de Armenia conoce dificultades. El dinero enviado por la comunidad armenia en el extranjero ha contribuido a la construcción de escuelas, iglesias y otros proyectos de infraestructura, incluso en Nagorno-Karabaj.