Ricardo Sánchez Serra
Azerbaiyán tenía sus fronteras internacionalmente reconocidas, pero la región de Nogorno-Karabaj o Karabaj, había sido invadida por los armenios en 1991 (I Guerra de Karabaj), que constituyeron la fantasmal República de Artsaj. Los residentes azerbaiyanos fueron desalojados. Hubo un millón de refugiados y desplazados.
Luego de 30 años en su poder, los armenios perdieron parte de la región, en la II Guerra de Karabaj, que iniciaron con provocaciones, pero fueron derrotados completamente por el ejército azerbaiyano.
El suscrito, con otros periodistas latinoamericanos, visitamos la región y nos quedamos pasmados, al observar un triste escenario, de ciudades completamente destruidas como Agdam, la “Hiroshima del Cáucaso” o desaparecidas del mapa como Jabrayil. Los armenios pretendieron borrar vestigios de la presencia islámica, demoliendo los palacios de los kanes, mezquitas, monumentos, teatros y arrasando con los cementerios.
Su objetivo era solo devastar. Ellos decían que era su territorio ancestral; sin embargo, no construyeron nada en esos 30 años de ocupación. Era obvio que no era suyo. Colocaron miles de minas, envenenaron el agua, arrasaron los campos agrícolas con sustancias para que no vuelva a sembrarse nada. Lo que hubo fue salvajismo.
Entretanto, el gobierno azerbaiyano construyó miles de viviendas para los desplazados, que siempre tuvieron la esperanza devolver a su tierra. Luego de la victoria, la Administración de Aliyev comenzó a reconstruir Karabaj, levantó dos aeropuertos, edificó viviendas, mezquitas y una Iglesia armenia, además del desminado, tema complejo que retrasaba la reconstrucción.
Hace pocos días volvieron las escaramuzas y Azerbaiyán los derrotó militarmente, a tal punto, que Artsaj dejará de existir, a partir del 1 de enero de 2024. Ya todo Karabaj está controlado por Azerbaiyán y podrá, en paz, seguir reconstruyendo el país.
La preocupación ahora se centra en los refugiados, que gran parte están regresando a Armenia, y los que se quedan, tendrán que respetar la Constitución azerbaiyana. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán pidió a los residentes armenios karabajíes, que no abandonen sus viviendas y se integren en la sociedad azerbaiyana multiétnica. Se deben dar pasos firmes para la reconciliación, una tarea difícil, pero no imposible. Y Armenia debe respetar la integridad territorial de Azerbaiyán y firmar un tratado de paz, que no son solo exigencias de Azerbaiyán, sino también de la comunidad internacional.