El periodista vasco Pablo González se encuentra detenido en la prisión de Radom desde el año pasado. Fue arrestado mientras cubría la crisis en Przemyśl de refugiados en la frontera polaca, en los inicios del conflicto militar entre Rusia y Ucrania.
La detención del reportero fue ejecutada por los Servicios de Seguridad Interior (ABW por sus siglas en polaco), y el motivo fue que el servicio de contrainteligencia lo culpó de usar su labor periodística para realizar actividades de inteligencia para las autoridades rusas. Según el código penal polaco, en caso se le condene por los cargos mencionados, es decir, por trabajar para los servicios secretos de otro país, González podría enfrentar una sentencia de prisión hasta de diez años de cárcel.
Desde su encarcelamiento, cada tres meses se ha dado una prórroga de la prisión preventiva. El último se dio el 24 de noviembre del año pasado y está próximo a cumplir un año en prisión. A pesar de esto, aún no existe con claridad argumentos ni detalles sobre la acusación que hicieron en su contra. Si bien se mencionó que se estaba aprovechando de la naturaleza de su trabajo para pasar información a Rusia, no se ha precisado a quién ni qué tipo de información proporcionó o el propósito por el que supuestamente lo hacía.
Su esposa sólo ha podido hacerle una breve visita el pasado mes de noviembre, debido al severo régimen de aislamiento parcial al que ha sido sometido.