Ricardo Sánchez Serra
En varias oportunidades me he referido a la utilidad del satélite Perú SAT-1 para el país, sus instituciones y para todos los peruanos.
Muy valiosa es su contribución para la construcción de la nueva cartografía nacional, para la seguridad nacional y orden interno, como por ejemplo, descubrimiento de pasos ilegales a través de las fronteras, células terroristas en la selva; asimismo, proporciona evidencias contra los traficantes de tierras y la corrupción, siendo un instrumento eficaz para la policía y el Poder Judicial.
Contribuye a prevenir los desastres naturales, como por ejemplo monitoreando los valles y proporcionando las imágenes a las entidades de defensa civil, para que eviten males mayores al “desaguar” los bolsones que se forman por la lluvias y que pueden derivar en huaicos. Además, monitorea los volcanes, siendo una herramienta importantísima para el INGEMMET.
Otra muestra, dos pueblos en Vítor se están deslizando hacia un río, la gente no lo nota, en varios meses se han desplazado hasta once metros. Las imágenes debidamente tratadas, mediante un software especial, fueron enviadas a la alcaldesa de la localidad para que tome las medidas correspondientes. Igualmente, mide el impacto de la minería ilegal y la deforestación en la selva.
¿Qué falta? Que las instituciones aprovechen más el satélite, que lo utilicen para sus investigaciones. Hay un mundo por descubrir. El Perú tiene en el satélite la tecnología más avanzada del país. El Perú ya está en el primer mundo de la era espacial.
El satélite Perú SAT-1 es el más moderno y potente de Latinoamérica y por ello las agencias espaciales de la región –y fuera de ella- buscan al Perú para firmar convenios. Ya se han firmado con Corea del Sur y la Constelación de satélites franceses. Nos solicitan Kazajistán, Brasil, Argentina, Bolivia.
Son más de 100 mil imágenes del Perú y el mundo que posee la Agencia Espacial del Perú – CONIDA- para las investigaciones. Como señaló el jefe de la institución, el Gral. Carlos Caballero, hemos pasado de la escasez a la abundancia.
Anteriormente, las instituciones peruanas compraban por razones presupuestales unas pocas imágenes. Una foto podía costar más 10 mil dólares y mientras se hacía el pedido de autorización –que en el Estado demora- y otros trámites, la imagen podía llegar un año después, perdiendo inmediatez y hasta interés.
El Perú SAT-1 es submétrico, es decir, con una visión pancromática a 0.70 m muy precisa, y tiene una vida útil de diez años.
Los peruanos debemos estar unidos defendiendo nuestro satélite, cuya compra resultó de una política de Estado de décadas atrás. Si se objeta la adquisición por irregularidades, bien, el Poder Judicial investigará.
Otra discusión es que algunos dicen que costó caro. En el mercado internacional puedes comprar un auto Tico, Lada, Chevrolet o Mercedes Benz, hay para todos los gustos. El Perú SAT-1 es uno de los mejores.
En lo que sí no hay derecho, es que proveedores de satélites, es decir, personas interesadas critiquen la compra y siembren dudas sobre la calidad del satélite y pero aún si esas personas también perdieron el lucrativo negocio de la venta de imágenes y que significó un ahorro significativo para el Estado peruano.