Hoy se conmemora 139 años del fallecimiento de Pedro Ruiz Gallo. Este chiclayano nacido en 1838 fue relojero en su adolescencia. Tuvo una dura infancia, pues en la preadolescencia perdió a sus padres.
Desde pequeño Ruiz fue un apasionado por la mecánica. A los 15 años se trasladó a Lima para servir en el ejército, otra de sus pasiones. En 1855 lo destacaron como colaborador en la prefectura del departamento de Amazonas. En la tierra de los Chachapoyas, Pedro Ruiz participó en distintas exploraciones arqueológicas e incluso colaboró con la medicina en la vacuna contra la viruela.
En 1865 cuando estaba a punto de estallar el Combate 2 de Mayo. Pedro viajó y se unió al general Mariano Ignacio Prado para derrocar al presidente de ese entonces Juan Antonio Pezet poniéndose a disposición del ejército libertador para echar a las tropas realistas.
Fue un apasionado por embellecer las ciudades con sus imponentes relojes. Construyó uno para donarlo a Chachapoyas y otro para la ciudad de Lamud. En 1870, con el apoyo del presidente José Balta construye el gran reloj de Lima, una obra mecánica y arquitectónica brillante para la capital peruana.
Su gran obra en Lima no tuvo un buen final, pues durante la ocupación de las tropas chilenas en Lima. El ejército enemigo optó por destruirlo. Aunque se manejan rumores de que fue sacado y llevado a Chile, pero sin pruebas contundentes.
Su final fue trágico. En 1880, después de la captura del Huáscar de Miguel Grau en el Combate de Angamos. Las tropas chilenas ejercieron dominio marítimo. Pedro Ruiz Gallo ante tal circunstancia optó por fabricar torpedos y enfrentar la inminente llegada de las embarcaciones chilenas al puerto de Callao. Lamentablemente en una prueba experimental de los torpedos en Ancón falleció al producirse una gran explosión. Sus restos fueron llevados a la Cripta de los Héroes de la Guerra del Pacífico en donde descansan hasta hoy.
C.N.M.
