«Estoy convencido de que para lograr la mayor perfección en la pintura es necesario comprender a los antiguos», así creía firmemente el pintor barroco, Pedro Pablo Rubens sobre arte clásico. Rubens nació en 1577, bajo el Imperio Romano Germánico, actual Alemania. Sus pinturas se destacan por el color, el dinamismo, la sensualidad y tienen una fuerte influencia por el arte de la Antigua Grecia.
A lo largo de su vida, Rubens produjo miles de cuadros, no solo hechos por él mismo, pues contaba con discípulos que le ayudaban con diferentes colecciones. Parte de estas colecciones eran pedidas por el Rey Felipe IV de España, gran admirador de su estilo. Debido a esto, el Museo del Prado posee cerca de unos 50 073 cuadros y bocetos que serán expuestos desde hoy hasta el 5 de agosto, bajo el nombre de Rubens, pintor de bocetos.
La exposición estará a cargo del comisariado español, Alejandro Vergara, quien cuestiona si lo que vemos son simplemente bocetos o cuadros. Rubens fue el padre de los “bocetos al óleo”, un tipo de pintura artística, que se caracteriza por su función instrumental más que contemplativa.
Las piezas provienen del Louvre, el Hermitage, La National Gallery de Londres, el Art Institute de Chicago o la Fundación Gulbenkian de Lisboa. Sus futuros trabajos eran bosquejados no sólo con lápiz y papel, Rubens usaba el óleo sobre tela, siendo parte fundamental de su técnica.
En Rubens, pintor de bocetos, encontraremos piezas del tamaño de estos bocetos que varían entre los 9 x 7 centímetros y los 150 x 120 y que están diseñadas para clientes, ayudantes o incluso el mismo. En la exposición veremos la proyección que tenía Rubens sobre sus futuros cuadros.
C.V.M