ORIGEN HISTÓRICO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS, LOS ALBORES DE UN FENÓMENO POLÍTICO EXTRAÑO.

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo.

          Periodista.: Reg: 4654

Karl Lóewenstein afirma que los partidos como fenómenos políticos no tienen más de trescientos años. Esta afirmación es valedera si nos remitimos a las causas que dieron origen a los primeros partidos políticos “modernos”, pero podemos remontarnos a la antigüedad grecorromana y advertir que en esas sociedades ya existían “partidos”. Desde luego, no tenían las características de racionalidad y organización de los partidos modernos. Simplemente constituían corrientes políticas con una organización sumamente desarticulada y débil, integrada por un grupo de individuos que seguían a un líder o caudillo.

Pero, en un sentido muy amplio, se puede decir que desde las antigüedades ya existían expresiones partidarias o algo parecido.

Los griegos constituyeron “partidos políticos” y facciones, tanto es así que utilizaron el término “stasis” que significa partido o facción, de donde deriva la palabra “estasiología”, que quiere decir tratando los partidos.

Cabe destacar, como se ha iniciado, que los antiguos no diferenciaron con claridad entre partido, facción y secta. Esta diferensación se logró luego de largos esfuerzos teóricos y al desarrollo de la democracia representativa.

Port eso, cuando hablamos de partido en la antigua Hélade, nos estamos situando en otra dimensión y dentro de un concepto etimológico, semántico e ideológico distinto de lo que hoy entendemos por partido. Pero, como quiera fue un hecho, y así lo consignan las fuentes históricas que existieron grupos políticos que formaban parte <<de una sociedad política>>, es decir que eran corrientes de opinión pública que expresaban intereses diversos.

En las polis ateniense encontramos dos tendencias partidarias que fueron el reflejo de la división de clases en Grecia: la de los Aristócratas Eupátridas, que eran sectores conservadores y la de los Demos. Los primeros eran conservadores porque tenían el control de la riqueza y el poder; los segundos eran radicales porque poseían poco y aspiraban a tener mayor poder en la sociedad.

Fueron conocidos como demócratas o radicales, importantes líderes tales como: Temíscoles, Efialtes, Pericles, Cleón y Agirrios. Sus opositores de derecha fueron Milcíades y Tucídides. “Fue este Tucídides quien, oponiéndose a la política que aspiraba a convertir la liga DELOS en un imperio ateniense, urgió a sus partidarios a que se sentaran juntos en las asambleas, para aplaudir o abuchear al unísono y votar luego en bloque. Fueron las primeras tácticas, elementales pero efectivas, de un jefe político para movilizar a sus secuaces y formar un partido como demostración de fuerza”, dice Lipson.

Por lo visto, en Grecia hubo, pues, una especie de tendencia bipartidista de dos grupos opuestos. Pero, al aparecer hubo también pluralidad de tendencias, si consideramos los informes que nos da Aristóteles en su “Constitución”, en donde menciona la existencia de tres partidos: el de los pescadores y marineros del puerto; el de los agricultores de la llanura y el de los artesanos de la ciudad.