Ocho segundos

Por: Nestor Diaz Diaz
Periodista: Reg.-N°- 9137 –


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A través del tiempo, el deporte rey ha sido testigo de significativos cambios en las reglas de juego. Algunas de estas son esquivas para los árbitros, como el tiempo de seis segundos que un guardameta puede retener el esférico. Los arqueros “hacen tiempo” cuando les favorece el marcador, acarician la redonda sin que el juez haga algo para evitarlo, aunque se coman los silbidos y los abucheos de los hinchas rivales. Para evitar tal acción, la International Board (IFAB), el organismo que rige el reglamento del fútbol, concretó en su 139ª Asamblea General Anual en Belfast, Reino Unido, la eliminación de los seis segundos con el tiro libre indirecto respectivo, para dar paso a los ocho segundos: “A partir del 1 de julio de 2025, los guardametas tendrán 8 segundos para retener el balón en sus manos antes de sancionarse un tiro de esquina para el rival”. Si los árbitros lo sancionan a cabalidad, dicho cambio va a generar mayor dinámica en el saque de meta; por lo tanto, los contraataques visitarán con más frecuencia el arco contrario.

   Los ocho segundos regirán a partir del próximo Mundial de Clubes, donde los arqueros deben permitir la fluidez en el juego para evitar un córner en su portería. No creo que sea un saludo a la bandera; la FIFA, en este caso, amanece advirtiendo a las selecciones y clubes. ¿Cuál crees que será la opinión de Gianluigi Buffon al respecto? El mejor portero de todos los tiempos, según esta humilde columna. Campeón del mundo con la selección italiana en el Mundial de 2006, ostenta el récord de ser el jugador con más partidos disputados con la “Squadra Azzurra”, de la que fue su capitán. Elegido mejor portero del mundo en los últimos veinte años (2009) y con innumerables premios en La Juventus, “su casa”, que no caben en estas líneas. Los guardametas son el ancla de un equipo, ya que una formación dispuesta a campeonar se arma desde atrás hacia adelante. Pero ojo, guardavallas, a jugar más rápido; esta vez no les perdonarán.

   Otra de las innovaciones que se acordó, entre algunas de menor relevancia, es que solamente los capitanes pueden acercarse y dialogar con el árbitro (se estableció como norma; antes era una recomendación). Se estudia, mediante las prácticas, incorporar más adelante a los árbitros una cámara corporal para detectar comportamientos negativos de ciertos jugadores. Tal propuesta se va a probar en el Mundial de Clubes 2025. Por otro lado, está la famosa Ley Wenger. Wenger, leyenda y respetado entrenador, propuso hace unos años cambiar la regla del fuera de juego, la cual ahora observamos en el VAR y que ha generado muchas polémicas. La iniciativa del técnico, para favorecer el fútbol ofensivo y el espectáculo, es que solo se sancione fuera de juego “si el jugador atacante está completamente por delante del defensor, sin que ninguna parte del cuerpo de ambos futbolistas coincida”. Estoy absolutamente de acuerdo por el bien del fútbol: adiós a los fueras de juego por un milímetro del hombro o la pierna. La FIFA ensayará esta propuesta y se oirán gargantas gritando la venerable palabra «gol» con más frecuencia.   

Es de mortales evocar el 26 de octubre de 1863, cuando un grupo de entusiastas jóvenes se reunió en un bar de Londres y creó las 13 primeras reglas del fútbol. ¡Cuántos años han transcurrido desde aquella época!, sin imaginar una pizca de la era tecnológica en el balompié. El deporte más hermoso y popular del mundo empezaba a tomar forma de la mano de la Football Association (FA). Y si de reglas se trata, tú y yo patentamos nuestras propias reglas en las pichangas de la infancia o del barrio: el gordito tapa, el partido termina cuando se va el sol, no había fuera de juego, el que mete gol gana, cuando uno la tira lejos es quien va a recoger la de cuero, si al dueño de la pelota lo enojan, se termina el partido, los dos mejores no pueden conformar el mismo equipo y son los que escogen, siempre hay una vecina que vocifera al oír las palomilladas en el campo de asfalto o tierra, las porterías son dos piedras y el gol se valida a la altura de la rodilla; si existe un penal, se quita al gordito y lo reemplaza el más ágil (un Gianluigi Buffon), y si alguien rompe la luna de la atorrante vecina, nadie delata al pateador. ¡Qué tiempos aquellos! Donde las reglas se vestían de diversión, más no para cortar el juego, ni por ocho segundos. ¡Centro al área y tú tienes el balón!