En el nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, ubicado en el Callao, una innovadora estrategia de seguridad aérea ha comenzado a destacar por su eficacia y compromiso con el medio ambiente. Se trata del uso de aves rapaces entrenadas —11 gavilanes y un halcón— que, junto a sus halconeros, patrullan los cielos del terminal aéreo como parte de un programa de control biológico impulsado por Lima Airport Partners (LAP).
Este sistema tiene como objetivo principal ahuyentar especies como palomas, gaviotas y gallinazos, que suelen sobrevolar la zona costera y urbana, representando un riesgo para las operaciones aéreas. La gavilán Carol, de solo dos años, es uno de los ejemplares más jóvenes de este equipo natural de vigilancia.

Las aves realizan vuelos de patrullaje en horarios estratégicos, especialmente durante despegues y aterrizajes, momentos críticos para la aviación. Esta acción se complementa con tecnología avanzada capaz de identificar patrones de vuelo y zonas de riesgo, lo que ha permitido reducir notablemente los incidentes por impacto de aves.
Según LAP, el programa ha sido tan eficiente que se ha convertido en un modelo internacional de manejo de fauna aeroportuaria. Además, contribuye al equilibrio del ecosistema urbano y refuerza el compromiso del aeropuerto con la sostenibilidad ambiental.
Este enfoque ecológico también se aplica en otros aeropuertos del mundo. En España, el aeropuerto de Madrid-Barajas emplea halcones peregrinos y azores. En Francia, el Charles de Gaulle utiliza aves rapaces desde hace décadas. También destacan casos en el Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, India y Australia, donde el uso de halcones y otras aves cazadoras es parte habitual del protocolo de seguridad aérea.
En los cielos del Jorge Chávez, no solo vuelan los aviones: también lo hacen las alas silenciosas de quienes protegen cada vuelo con precisión natural.