Según informaron fuentes de seguridad anónimas a la prensa hebrea, el ataque israelí de este viernes 27 de septiembre en la sede central de Hezbolá, que ha dejado un saldo de un muerto y cerca de 50 heridos en los suburbios de Beirut, tenía como objetivo al líder del grupo chií, Hasán Nasrala.
La cadena Al Manar, vinculada al grupo chií libanés Hezbolá, señaló que las cifras de víctimas son un «primer recuento». No obstante, no se pronunció sobre la condición del líder del movimiento armado, Hasán Nasrala, quien, según fuentes anónimas citadas por la prensa israelí, era el blanco del ataque. Según la Agencia Nacional de Noticias del Líbano (ANN), los bombardeos causaron «gran destrucción» y llevaron al colapso de varios edificios residenciales en Dahye. Además, el barrio de Haret Hreik sufrió considerables daños materiales con algunos inmuebles derrumbándose, según el medio estatal.
«Después de casi un año en el que Hezbolá disparó cohetes, misiles y drones suicidas contra civiles israelíes, después de casi un año en que Israel advirtió al mundo y le dijo que debía detener a Hezbolá, Israel está haciendo lo que todo Estado soberano del mundo haría», pronunció el portavoz israelí, Daniel Hagari, en una rueda de prensa minutos después del ataque. «Israel está tomando las medidas necesarias para proteger a nuestro pueblo, para que las familias israelíes puedan vivir en sus hogares, de forma segura» culminó.
