Este es el caso de Manuel Monteagudo, español natal de La Coruña que tras un accidente que sufrió cuando tenía 22 años, en 1979, cayó en coma y no despertó hasta el año 2014 cuando tenía 58 años. Su profesión como electricista naval lo llevó a emigrar a Alemania e Irak, posteriormente ocurrió la tragedia que le cambiaría la vida.
Todo ocurrió cuando al manipular un proyector con el objetivo de repararlo, subió a una escalera y cayó de imprevisto a una altura de 6 metros lo cual haría que sufra una fuerte lesión en la cabeza, esto ocurrió el día de su cumpleaños 22.
«Permanecí internado 4 meses en un hospital en Irak y luego de trasladarme a la Coruña estuve 1 año y medio en el hospital modelo de dicha», afirma Monteagudo.
Después de perder las esperanzas en su recuperación, lo mandaron a casa donde su incondicional novia Conchi lo apoyó y nunca perdió la ilusión de que reaccionaría.
-El milagro de despertar después de 35 años-
Un 15 de octubre del 2014 ocurrió el milagro, había despertado después de 35 años y todos sus familiares y amigos se mostraban inmersos en la felicidad. Gran sorpresa se llevó Manel cuando al despertar pensó que su vida continuaba dónde la dejó, pero al descubrir que su estado vegetativo lo llevo a un coma indefinido se topó con una realidad diferente.
Manel es todo un personaje, a sus 58 años ha tenido que adaptarse y aprenderlo todo nuevamente. Las principales actividades como comer y caminar, fue lo primero que tuvo que aprender.
Pese a esta lamentable experiencia, se ha convertido en todo un personaje y afirma que este viaje en el tiempo ha cambiado su perspectiva en relación a la vida.
“Mi primera impresión es que el accidente lo tuviera el día anterior, que estaba en un hospital, pero en Irak, pensaba que era el día siguiente del accidente”, indica Manel.
Cuando sufrió el accidente convivir era difícil y para que Conchi pueda cuidarlo tenia que haber un contrato de matrimonio.
“Para mí era mi novia, yo no soy consciente de que ya era mi esposa. Tan pronto le vi la cara, la reconocí. Lo que no me encajaba para nada era el cabello, porque tenía muchas canas”, recordaba, teniendo que pasar por un proceso de rehabilitación al no poder expresarse con palabras.
Fuente: Correo
(X.K.B.O)
