El martes 22 de octubre, los estudiantes de la Universidad Nacional de Jaén, iniciaron una protesta multitudinaria en el campus exigiendo la renuncia de la Comisión Organizadora. Acusan a las autoridades de presuntos actos de corrupción, manejo fraudulento de fondos a través de empresas fantasmas y negligencia en el mantenimiento de la infraestructura. Las demandas incluyen la mejora de los servicios higiénicos, laboratorios, y el rechazo ante la posible ampliación de tres nuevas carreras, lo cual, según los manifestantes, retrasaría el proceso de institucionalización de la universidad.
La FPP tuvo acceso a una entrevista con el presidente de la Federación de Estudiantes, quien nos brindó más detalles sobre la situación. «Nos hemos organizado ante esta cruel dictadura por los presuntos actos de corrupción y pedimos la renuncia de la Comisión Organizadora. La situación en la universidad es insostenible: no hay agua en los baños, los laboratorios están en pésimo estado, y los recursos que deberían destinarse a mejorar estos aspectos se están desviando a empresas fantasmas», afirmó con indignación.
La protesta, que había sido pacífica, se tornó violenta cuando la Policía Nacional y la Fiscalía intervinieron. Los manifestantes aseguran que la policía los reprimió, utilizando gas pimienta y golpeando a varios de ellos, incluidos los presidentes de diferentes facultades. «Varios compañeros resultaron heridos de gravedad, y hasta un docente fue agredido mientras intentaba mediar. Esto es inaceptable», denunció uno de los estudiantes.
A pesar de la violencia policial, los estudiantes mantienen su firmeza en sus exigencias: «Queremos que la Comisión Organizadora renuncie, y que se acelere la institucionalización de la universidad. No podemos aceptar que sigan añadiendo carreras cuando no pueden ni con las que ya tenemos», sentenció el presidente de la Federación.
El conflicto continúa sin una solución a la vista, y la comunidad estudiantil ha hecho un llamado a otras universidades del país a unirse a la lucha contra la corrupción en las instituciones educativas. «Esto no es solo un problema de la UNJ, es un problema de todos los universitarios del Perú. Estamos luchando por un derecho que nos pertenece», concluyeron los estudiantes.