Un año antes de que la política del gobierno Trump “tolerancia cero” cediera el paso a más de 2300 niños distanciados de sus familias en la frontera en un tiempo de cinco semanas, un estudiante de noveno grado en McAllen, Texas, fue retirado de su madre.
Él se transportaba en un auto con sus amigos. El adolescente, traído de manera informal al país por su madre, no pudo mostrarle a un policía su documento de identificación. La policía aviso a funcionarios de inmigración, quienes arrestaron al niño y lo mandaron al refugio para niños inmigrantes no acompañados.
John Doe 2, como se pronuncia en los documentos legales vigentes para impugnar su detención, se convirtió en uno de los miles capturados en una red de refugios e instalaciones de mayor seguridad que albergan a menores de edad indocumentados, que por ahora están recibiendo gran atención a medida que más niños están entrando en esta red.
Los abogados de inmigración que laboran de manera directa con niños inmigrantes dicen que algunas de estas instalaciones ofrecen la mejor atención posible, dadas las circunstancias. Y un gran refugio en Browsville, Texas, que aperturó sus puertas para una gira de medios la semana pasada, parecía estar totalmente limpio y bien dotado de personal en ese momento.
S.H.C.
