Es conocido como el mayor asesino desde la época de los nazis en Alemania, se sospecha que al menos 200 personas murieron por su mano; y aunque siempre se cubre el rostro en cada juicio, Nils Högel será recordado como el enfermero que mataba por “aburrimiento”.
La investigación en contra de Högel comenzó en el 2002, cuando empezaron a reportarse inusuales muertes de los enfermos a su cargo; su arresto oficial se dio en el 2005, al ser descubierto por sus compañeros de trabajo, mientras suministraba una inyección letal a una víctima, de un fármaco para reducir el ritmo cardíaco, en ese momento no imaginaron que había cometido el mismo crimen por años con otros pacientes.
Al descubrir sus crímenes, la policía decidió exhumar los cuerpos de varios pacientes de los dos centros de salud en los que trabajó, Delmenhorst y Oldenburg, descubriendo en los órganos de los mismos, rastros del medicamento para el corazón que Högel usaba.
«La comisión de investigación especial estableció 84 asesinatos, en el estado actual de la investigación», declaró Johann Kühme, jefe de policía.
«Este número es excepcional, único, en la historia de la República Federal» de Alemania, indicó el jefe de la comisión, Arne Schmidt.
Por su parte la responsable de la fiscalía de la ciudad, Daniela Schiereck-Bohlemann, señaló que, «el sospechoso no se acuerda de cada caso. Pero en más de 30 casos se acordaba de pacientes concretos y de su comportamiento».
Nils Högel, de otro lado, confesó a un psiquiatra otros 50 homicidios, que llevó a iniciar nuevas investigaciones en enero del 2014, también hablo de otros 60 intentos de homicidio, pese a que pidió perdón a las familias, justificó sus actos por “aburrimiento”.
Los investigadores, están asombrados y reconocen que a ciencia cierta nunca se sabrá cuantas fueron las victimas reales.