Sorprendió la noticia que el Perú cierre “temporalmente” su Embajada en la República de Azerbaiyán, que recién había abierto en junio del año 2017 y la embajadora a cargo, María Castañón Seoane, llegará un año después.
Recuerdo que la Cancillería peruana en su oportunidad anunció con bombos y platillos “el interés que suscita Azerbaiyán deriva de la importancia de su situación geoestratégica, de su gran riqueza en hidrocarburos (petróleo y gas) y de su condición de pieza clave para el tránsito energético internacional. Estos factores, unido a la estabilidad política y el crecimiento económico, han dotado a Azerbaiyán de una presencia creciente en la escena internacional”.
Es más, se expresó que la apertura tenía como finalidad incrementar el comercio y atraer inversiones hacia el Perú, así como fortalecer nuestras relaciones bilaterales con la nación azerí.
Al mismo tiempo, el entonces encargado de Negocios peruano, Luis Chang Boldrini, manifestó que era un evento histórico para la política exterior peruana, porque Azerbaiyán es un país importante y trabajarán una serie de acuerdos que constituirán la base para el desarrollo de las relaciones políticas y económicas, culturales y turísticas.
Actualmente, existen acuerdos entre las academias diplomáticas y las agencias espaciales de ambos países.
La sede de nuestra Embajada estaba muy bien ubicada en Bakú, en la céntrica Av. Khojaly 37, Torre Demirchi, Piso 24.
Grandes perspectivas
Cabe mencionar que las relaciones diplomáticas entre los dos países se establecieron el 25 de junio de 1996 y la Embajada azerí se abriera en Lima el año 2013 y su primer encargado de Negocios, Mehdi Mammadov, llegara en el año 2015 y continúa en el cargo hasta la actualidad.
Relevante fue la llegada a Lima –hace seis meses- del canciller de Azerbaiyán, Elmar Mammadyarov, a invitación del entonces ministro de Relaciones Exteriores, Néstor Popolizio, en el que revisaron la agenda bilateral y temas de la agenda regional y global; y se anunciara que la nación euroasiática ya era parte de la Alianza del Pacífico como país observador.
Los que me conocen, saben y mis escritos lo acreditan, que soy simpatizante del reconocimiento del genocidio armenio y conozco, además, las disputas entre Armenia y Azerbaiyán por la región de Nagorno Karabaj, pero eso no me obnubila para comentar con objetividad, sobre la importancia de Azerbaiyán en el mundo y su relación con el Perú.
Azerbaiyán, gran país
Azerbaiyán tiene una rica historia y cultura. Es un país democrático, pluricultural y multirreligioso. Es líder en el Cáucaso. Tiene altos índices de desarrollo social y económico, debido a sus riquezas gasíferas y petroleras, que la convierten en el componente más importante de la seguridad energética de Europa-
Igualmente, es el mayor socio comercial de la Unión Europea en el Cáucaso Sur, miembro del programa Asociación para la Paz de la OTAN y de las coaliciones internacionales que luchan contra el terrorismo e integrante de la Ruta de la Seda.
El país euroasiático fue elegido por unanimidad presidente de la Cumbre del Movimiento de los Países No Alineados y lidera el Consejo de Cooperación de los Estados de habla turca. Este país ha presentado dos informes a la ONU que señalan que lograrán los objetivos globales de la ONU antes del año 2030.
Asimismo, debido a sus índices de expansión económica, que lo han desarrollado y mejorado significativamente las condiciones de vida de la población, la convierten en potencial nicho para la oferta exportable peruana y relaciones de cooperación industrial.
Debido a las reformas económicas en Azerbaiyán “la economía de nuestro país creció un 80 % entre 2007 y 2019, 2,1 veces en el sector no petrolero y 13 veces en sus reservas estratégicas de divisas. Los niveles de pobreza han disminuido más de cuatro veces en este período y la tasa de desempleo se ha establecido en 4,9 % después de una disminución sustancial.
Azerbaiyán ha sido reconocido dos veces como un país con un alto nivel de reforma empresarial en los informes Doing Business de 2009 y 2019. Hemos atraído 111 mil millones de dólares estadounidenses en inversión extranjera desde 2007, lo cual ha contribuido al desarrollo de todos los sectores de la economía”, afirmó el presidente Ilham Aliyev en un artículo periodístico publicado esta semana.
Dada la importancia de la República de Azerbaiyán, no encuentro explicaciones del motivo por el cual el Perú cierra su Embajada.
La entonces embajadora (hasta el mes pasado) María Castañón Seoane –que ha sido trasladada rápidamente a Paraguay- señaló a la Cancillería azerbaiyana que el cierre se hacía por problemas financieros, de acuerdo a lo indicado por la vocera azarí Leyla Abdullayeva.
Aquí su declaración textual: “Perú ha decidido cerrar temporalmente su misión diplomática en Azerbaiyán. Esta decisión de Perú está asociada con los problemas financieros que el país enfrenta actualmente. Perú señala que esta decisión está relacionada con problemas internos y financieros y, al mismo tiempo, se observa que las relaciones entre Azerbaiyán y Perú en la esfera económica y política continuarán como de costumbre”.
Sería inverosímil ¿costaba tanto una misión diplomática allí?
Viendo las redes sociales, por ejemplo, el twitter oficial de nuestra Embajada en Bakú (que solo tiene 10 seguidores), el último mensaje fue hace 10 meses en marzo de 2019, sobre un tema de inversiones mineras en el Perú y otro del 29 de enero de 2019, que anuncia un concurso de pintura para niños azeríes de 6-7 años de edad “preparándonos para el bicentenario de la independencia del Perú (…) Todos los trabajos obtenidos se publicarán en el libro en el año 2021…”. Loable iniciativa y no hay que defraudar a los niños para que vean sus trabajos plasmados en el libro prometido.
Y en el Facebook, también figuran los niños premiados en el concurso infantil, otras noticias del Perú, un evento consular itinerante en Tbilisi –capital de Georgia, país en que nuestra Embajada en Bakú es concurrente- y el cierre de la Embajada que textualmente dice: “La Embajada de la República del Perú en la República de Azerbaiyán lamenta informarle que el Gobierno del Perú ha decidido cerrar su Embajada residente en Bakú. A este respecto, se han iniciado los procedimientos administrativos y, como primer paso, la Sección Consular de la Embajada del Perú en Bakú ofrecerá servicios solo hasta el 15 de diciembre. Después de esa fecha, todas las partes interesadas deben consultar a nuestra Embajada residente en Ankara, Turquía. La fecha final de cierre de la Embajada del Perú tendrá lugar el 1 de marzo de 2020”.
Menciono lo de las redes sociales –y he visitado la web del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú- para comprobar las actividades de nuestra Embajada en Bakú. Vi, además, una valiosa e instructiva entrevista a un medio azerí -el 2 de agosto del 2017- a nuestro ministro Chang Boldrini, entonces encargado de Negocios del Perú.
¿Qué más hizo nuestra Embajada en Azerbaiyán?
Solo Dios y la Cancillería lo sabe. Por supuesto que hay informes internos que no conocemos. Pero me gustaría haber leído –posiblemente me salteé eventos, ojalá fuera así- que hubo actividades gastronómicas, exposiciones fotográficas del Perú, eventos culturales, coordinaciones para misiones empresariales o comerciales, entre otras.
Ahora nuestra Embajada en Turquía, que tiene ya bastante trabajo en ese país, se hará cargo, como concurrente de Azerbaiyán y probablemente Georgia.
Nuestra Embajada en Bakú se abrió con mucho entusiasmo, perspectivas y esperanzas. Con todo respeto, la Cancillería, ya que retrocedió un paso como el del tigre ¿no puede avanzar dos y reestablecer la Embajada? Muchas veces lo temporal se hace permanente en nuestro país y el trabajo de una Embajada concurrente no es igual a una Embajada instalada en la capital del país anfitrión.
Rectificar es grandeza.
Ricardo Sanchez Serra