“Igual que Velázquez, Mari empezó oscura y acabó luminosa. Más que los detalles, captaba la luz, el alma de las cosas”, expresaba el pintor Antonio López hace algunos años atrás al hablar de su esposa, María Moreno, pintora realista que falleció esta mañana en su casa de Madrid, España a los 87 años tras una rigurosa enfermedad.
Perteneciente, junto a Antonio, al gran grupo de artistas conocido como los Realistas de Madrid, compuesto por los desaparecidos Esperanza Parada, los hermanos Julio y Francisco López Hernández, Isabel Quintanilla, Amalia Avia y Lucio Muñoz, que tiempo después tomó el camino de la abstracción. La pintura de la prestigiosa artista es en efecto luminosa, de colores claros y difuminadas formas. Reconocida prueba del realismo, sus obras cuentan con contenido irreal, las cuales parecen formar en ocasiones parte del mundo de la imaginación.
Nacida en la ciudad de Madrid, España en 1933, regresó, tras unos años en Valencia, al duro Madrid de la posguerra y convirtiéndose en una adolescente introvertida a quien, según expresaba, la cultura la ayudaba a alejarse de esta dolorosa realidad y la pintura a expresarse. Amante de la literatura, sintió desde muy joven vocación por el arte y poco a poco fue formándose en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en el año 1954 para realizar estudios de Bellas Artes, dedicándose únicamente en pintura.
Fue en esa época, donde creció no solo de manera profesional, sino también en lo personal, ya que conoció a sus amigos, compañeros artistas y sobre todo al que sería su esposo, Antonio Lopez, persona con la que se casó en el año 1961 y con quien siempre tuvo una profunda conexión artística. Ambos, siempre han sentido interés por los mismos temas, los cuales han orientado desde el apego a la realidad, su propia obra individual teniendo su propio estilo y visión.
B.N.R.C.