Ricardo Sánchez Serra
Frente a los desafíos climáticos del siglo XXI, pocos líderes han mostrado una capacidad de anticipación tan clara y audaz como Su Majestad el Rey Mohammed VI de Marruecos. Desde su llegada al Trono, ha convertido la gestión del agua en un proyecto estratégico nacional, consolidándolo como pilar de la soberanía y el desarrollo del Reino.
Bajo su liderazgo, Marruecos ha pasado de la improvisación a una planificación hidráulica rigurosa, basada en ciencia, ingeniería e innovación. Gracias a su visión, el país ha desplegado una política de represas sin precedentes, con 42 presas construidas o en construcción desde 1999, superando la capacidad total acumulada desde la independencia.
Pero este ritmo no se detiene. Para 2027, Marruecos alcanzará 27,300 millones de m³ de capacidad hídrica, posicionándose entre los líderes africanos en gestión del agua. La apuesta del Estado ha sido firme, con el Programa Nacional de Abastecimiento de Agua Potable y de Irrigación (2020-2027) ampliando su presupuesto a 150 mil millones de dírhams por orden directa del Rey, reflejando su compromiso con el agua como un derecho fundamental.
Más allá de las presas: una estrategia integral y sostenible
La política hídrica marroquí no se limita a la construcción de represas. En paralelo, el Reino ha desplegado un enfoque integral, combinando fuentes convencionales con soluciones alternativas como la desalinización de agua de mar y la reutilización de aguas residuales.
Con plantas operativas en Agadir, El Aaiún y Dajla, y la megaestación de Casablanca, la más grande de África, Marruecos alcanzará 560 millones de m³ anuales de capacidad de desalinización para 2027. Además, la transferencia intercuencas con un tramo de 67 km permite un reequilibrio territorial del agua, reforzando la justicia hidráulica en el país.
Un modelo de referencia internacional
La estrategia hidráulica de Marruecos es hoy citada como ejemplo mundial en gobernanza del agua y diplomacia climática. En África, el Reino lidera iniciativas de cooperación hídrica, compartiendo conocimientos y apoyando a sus socios en la implementación de políticas similares.
Más que un plan para el presente, la visión de Mohammed VI traza una ruta para el futuro. Con una planificación ambiciosa y equitativa, Marruecos no solo protege sus recursos, sino que construye una arquitectura sostenible para las próximas generaciones, asegurando que el agua deje de ser un desafío y se convierta en un motor de prosperidad y estabilidad.