John Freeman de la empresa de ingeniería y biociencias Intrinsyx Technologies inóculo a cientos de álamos con una bacteria de nombre PDN3 que se alimenta de tricloroetileno, líquido incoloro que sirve para limpiar metales que contaminan las aguas subterráneas.
El Centro Ames, se vio afectado por la contaminación de sus aguas subterráneas que fluian bajo sus instalaciones, por su parte, habían estado bombeando y tratando esta problemática que se originó desde el emplazamiento de una antigua fábrica de chips informáticos situada al lado.
Freeman propuso a la División de Gestión Medioambiental del Centro una solución alternativa: cientos de álamos inoculados con una cepa de bacterias conocida como PDN3, que se alimenta de tricloroetileno. Este es el principal contaminante de las aguas subterráneas en la zona en la que está el Centro Ames y también es común en otros terrenos del mundo que necesitan una limpieza química a fondo.
Los resultados de esa línea de investigación y desarrollo eran prometedores en el laboratorio, pero no se habían puesto a prueba en terrenos de fuera del laboratorio.
Se seleccionó la mejor ubicación para los árboles en el Centro Ames, se plantaron en ella y se les cuidó. Cuando las raíces llegaron al nivel freático en 2016, el personal del Centro Ames encargado del proyecto instaló pozos de prueba en cada extremo de la arboleda y analizó el agua subterránea antes de que fluyera hacia la arboleda y después de que saliera de ella.
Desde entonces, los resultados han sido rotundos. Las muestras del pozo en el punto en que los compuestos contaminantes entraron en la arboleda contenían tricloroetileno en concentraciones cercanas a las 300 partes por millar de millones (ppb), pero las concentraciones en el agua de salida están por debajo de las 5 ppb, lo que satisface plenamente los requerimientos legales para el agua potable. Por otra parte, mientras los árboles inoculados estaban sanos y verdes y contenían niveles apenas detectables de tricloroetileno, muchos de los árboles no inoculados plantados entre ellos estaban atrofiados y amarillos, y tenían concentraciones de tricloroetileno casi tan altas como las de las aguas subterráneas contaminadas.
Con estos resultados en la mano, Intrinsyx puso en marcha una nueva división, Intrinsyx Environmental, ubicada en Mountain View (California), que se hizo cargo del proyecto y puso en el mercado el nuevo sistema de fitosaneamiento. El centro Ames se convirtió en su primer cliente, comprando cientos de árboles inoculados.
Ahora, ya son muchos los álamos, sauces y otros árboles inoculados por Intrinsyx Environmental con bacterias consumidoras de tricloroetileno y de productos derivados del petróleo, que han sido plantados.
Los emplazamientos de estos singulares árboles simbióticos se cuentan ya por decenas y es fácil augurar que la actividad de los árboles se expandirá por todas partes del mundo.
Dato importante:
Hace varios años, John Freeman, de la empresa de ingeniería y biociencias Intrinsyx Technologies, dirigía experimentos de crecimiento de plántulas en la Estación Espacial Internacional (ISS) y otros trabajos para la División de Biociencias Espaciales del Centro Ames de Investigación de la NASA en Estados Unidos. Con una trayectoria profesional que ya incluía la fitorremediación o fitosaneamiento (el uso de vegetales para limpiar la contaminación)
Freeman también seguía de cerca una investigación desarrollada en la Universidad de Washington (Estados Unidos) y orientada a buscar y poner a prueba bacterias simbióticas conocidas como endófitos, que ayudaban a los árboles a descomponer algunas sustancias contaminantes comunes.