Durante la tanda de penales, el corazón se salía: los gritos por la atajada de Gallese; los goles de Lapadula, Callens, Flores y Tapia; el dolor por el palo que impidió que Advíncula anotara el tanto; y los extraños movimientos del portero australiano que logró atajar a Valera el penal decisivo.
Muchos de nosotros veíamos a la selección peruana en el Mundial de Qatar. ¿Cómo superar algo en lo que nos habíamos mentalizado? . Ahora, no solo queda el sabor amargo de haber perdido un encuentro decisivo, sino que no se procesa lo que acaba de pasar. Todo ello ha sumido a la ciudadanía en el silencio inesperado.
Las calles antes abarrotadas de gente, fervientes de la alegría que este deporte podía dar, están vacías y frías. Sin embargo, estar callados y encerrarse en uno mismo en estos casos no haría bien a nuestra salud mental.
Gianfranco Argomedo Ramos, médico psiquiatra, mencionó que «Lo mejor es hablar, desahogarse y llorar, no sentir vergüenza por el hecho de que son hombres».
Enfatizó que esto se debe a que cada emoción que sentimos es válida por la situación a la que nos hemos visto expuestos. En este caso, el sueño de llegar al Mundial por segunda vez consecutiva, que veíamos algo muy probable.
F.H.F.C.