Ayer domingo Estados Unidos nuevamente fue territorio de una masacre, esta vez en la Primera Iglesia Bautista en Sutherland Springs en Texas, donde Devin Kelley, un hombre de 26 años disparó a diestra y siniestra dejando al menos 26 muertos y 20 heridos de entre 5 y 72 años de edad.
Según una cronología presentada por la BBC Mundo, el sujeto habría bajado de su auto e iniciado el tiroteo por la parte derecha de la iglesia, luego entró y disparó a los creyentes, donde provocó la muerte de 26 personas.
Al huir del lugar, se encuentra con un vecino de la zona, quien lo confronta con un rifle, provocando que el agresor tire su arma y huya en su vehículo. Se inició una persecución pero el sujeto se salió de la carretera a la altura del límite entre el condado de Wilson y se estrelló. No se sabe si murió producto de los disparos del residente de la localidad o fue un suicidio.
Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, se pronunció sobre la tragedia y mencionó que el atacante era «un individuo muy atormentado, con muchos problemas – y que – se trata de un problema de salud mental al nivel más alto… Es un hecho muy, muy triste«.
J.R.M