El martes, una multitud de judíos religiosos, en su mayoría jóvenes, cantaron, bailaron y agitaron banderas israelíes en la entrada de la Puerta de Damasco en la ciudad vieja de Jerusalén, centro de la vida Palestina que fue despejada de sus habituales multitudes. Foto: Atef Safadi / EFE

Con la tensione aún alta en medio de un alto el fuego que terminó con bajas en Israel y Palestina. La policía israelí se desplegó en gran medida para brindar seguridad en la marcha permitida por el nuevo gobierno, esta marcha tiene lugar después que el pasado lunes 10 de mayo se viera suspendida por los cohetes lanzados sobre Jerusalén, cuando comenzó una nueva escalada de violencia entre Israel y Gaza.

La llamada Marcha de las Banderas celebra el aniversario de la “reunificación” de la ciudad después de que Israel ganara Jerusalén oriental de manos de Jordania en 1967 y la anexara tras la guerra de los seis días, una medida no reconocida por la mayoría de la comunidad internacional.

La manifestación se centró en la ciudad vieja de Jerusalén, lugar que alberga recintos sagrados tanto como para judíos, musulmanes y cristianos, lugares como el muro de las lamentaciones, la vía dolorosa, el santo sepulcro y el monte del templo donde se encuentra la cúpula dorada y la mezquita de Al-Aqsa, tercer lugar más sagrado para el islam.

Los legisladores de extrema derecha Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich asistieron a la marcha, izados sobre los hombros de los manifestantes. La marcha contó con un despliegue de más de 2.000 efectivos de la policía israelí.

El gobierno del nuevo primer ministro de Israel, Naftali Bennett, dijo que los organizadores consultaron a la policía para alejar la marcha del barrio musulmán en la ciudad vieja, aunque los manifestantes se detuvieron en la Puerta de Damasco antes de llegar al Muro Occidental o también llamado de las lamentaciones.

Los médicos dijeron que 33 palestinos resultaron heridos y la policía dijo que dos agentes resultaron heridos y 17 personas fueron arrestadas por alterar el orden público. Así también, se produjeron protestas en Cisjordania y la Franja de Gaza.

La marcha se produce solo dos días después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu fuera desplazado después de 12 años consecutivos en el poder, derrocado por una coalición ideológicamente dividida que incluye, por primera vez en la historia de Israel, a los árabes.

Mansour Abbas, cuyo partido islámico Ra’am de cuatro escaños era vital para la coalición, calificó la marcha del martes como una “provocación” que debería haber sido cancelada.

El enviado de paz de la ONU en Medio Oriente, Tor Wennesland, dijo que era un momento “muy frágil y sensible” e instó a todas las partes a evitar amenazar con terminar el alto el fuego, ganado el 21 de mayo que terminó con 11 días de intensos combates en Gaza y sus alrededores.

Antes de la marcha, militantes en Gaza enviaron globos incendiarios sobre la frontera el martes, provocando al menos 20 incendios, informaron las autoridades israelíes. Los manifestantes palestinos también prendieron fuego a neumáticos y arrojaron piedras a las fuerzas de seguridad israelíes cerca de los puestos de control en las afueras de las ciudades de Belén y Ramallah en Cisjordania.

El ejército israelí (FDI) anunció que había dispersado a decenas de manifestantes que se habían reunido cerca de la frontera de la Franja de Gaza con Israel.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Jordania condenó la marcha de Jerusalén y la aplicación de la policía como “comportamiento en aumento” que iba en contra de “todos los esfuerzos regionales e internacionales para establecer la calma”.

El jeque Ahmed Al-Tayyeb de la mezquita Al-Azhar de El Cairo llamó a la marcha “propaganda política sionista barata”. Cuando se anunció originalmente la marcha para la semana pasada, el alto funcionario de Hamas, Khalil Hayya, advirtió que podría provocar un regreso a la violencia.

M.A.N