Manos atadas

Chávarry se encomienda al poderoso amigo del olvido como solución a su crisis.

Fiscal de la nación, Pedro Chávarry. FOTO: EL Comercio

La situación actual del Ministerio Público es delicada, y ello gracias al performance que viene realizando de mal en peor, su cabeza, Pedro Chávarry. Desde su incansable refugio en la mentira sobre su encuentro con medios de comunicación amigos – orquestada por su tristemente célebre amigo César Hinostroza –, hasta su intención de amordazar la constante y férrea labor del fiscal José Domingo Pérez, existen incontables razones para pensar que Chávarry debe dar un paso al costado.

Desde que asumió como fiscal electo, la sombras no dejaron de perseguirlo, por un lado, algunos le recordaron – y nosotros también – su vínculo laboral con Blanca Nélida Colán, la ex fiscal de la nación cuyas recordadas acciones eran dictadas por la mente oscura durante el fujimorato, Vladimiro Montesinos. Por otro, su naciente debut en los “audios de la vergüenza” y su vínculo con su colega y amigo, el suspendido vocal supremo César Hinostroza. Aún así, Chávarry juramentó el 20 de julio último como nuevo mandamás del Ministerio Público, aunque sin la presencia del jefe de estado, pasando por encima el artículo 50 de la ley orgánica de dicha institución, que establece que Chávarry debió juramentar bajo la presencia de Martín Vizcarra.

Pero la prensa y la ciudadanía no son los únicos que quieren que el flamante fiscal de la nación deje su despacho en el piso 9 de la sede central del Ministerio Público y se dedique a otra cosa, sino también el mismo Vizcarra, quien hace dos días culpo al organismo que preside Chávarry de no colaborar con lo avanzado hasta el momento, ironizó diciendo que “Resulta que cuando todos estamos haciendo esfuerzos, el Poder Ejecutivo, también el Congreso ha hecho lo propio removiendo a todos los integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura, el Ministerio Público bien gracias…todo está bien en el Ministerio Público”. Ni el presidente lo quiere.

Pero quizás el fujimorismo y el aprismo si lo hagan, y a eso se atribuye una de las últimas de Chávarry, en medio de la marea de audios que cada día inundan nuestros oídos para mal, el titular del Ministerio Público nombró al fiscal supremo Tomás Gálvez como encargado de llevar el caso “cocteles”, investigación que es la piedra en el zapato de la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, quien mediante los cocteles organizados en plena campaña presidencial del 2011, habría lavado dinero sucio. Por lo pronto el recurso de casación presentado por Fujimori y su esposo, Mark Vito, para que dicha investigación no sea bajo la ley de crimen organizado, fue rechazado por la saliente fiscal Bersabeth Revilla, quien tomo el caso provisionalmente. Pero bueno, ¿qué posibilidades hay de que a la señora K no le pase ni lo más mínimo? La respuesta tiene que ver con el entorno de Gálvez, este es uno de los “hermanitos” del suspendido juez César Hinostroza, quien como todos conocemos, habría tenido una reunión con Keiko. Así van las cosas.

Como dijimos, esa fue una de las últimas de Chávarry, otra fue la que lanzó IDL-Reporteros también hace dos días. La nueva bomba de Gorriti fue que las notas de Chávarry para su ratificación como fiscal supremo, fueron manipuladas, y todo eso pasó a costa del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), ente autónomo encargado de ratificar o destituir fiscales en todo el país. El puntaje del por ese entonces fiscal supremo Chávarry, ascendió de 69.22 a 79.72, suficiente para ser aprobado.

La suerte de Chávarry la tiene el mismo, sus colegas, y el propio Congreso. Por el momento, sus respuestas han sido contundentes: 1. abrir un proceso ético contra el fiscal Domingo Pérez, es una de ellas, Una clara contraofensiva lanzada por él luego de que Pérez declarara en una entrevista televisada que su actual jefe no es la persona “idónea” para ocupar tan importante cargo. 2. La bala que disparó contra el desacreditado fiscal Hamilton Castro, Chávarry dijo que no sabía cómo diablos Castro había llegado al lugar donde estaba, y que, además, este nunca lo mantuvo al tanto de las indagaciones que realizaba. Un enfrascamiento que favorece sin dudas, a la impunidad.

José Pérez, en la mira de Chávarry. FOTO: El Comercio

Lo cierto es que el escenario gris que Pedro Chávarry contempla define claramente el concepto de bomba de tiempo, no se sabe en qué momento puede terminar por explotar y provocar su salida. Sin embargo, lo que sí es seguro es que en los próximos días veremos quizás a un Chávarry metido más y más en su propio agujero.

F. O. B