El próximo domingo, el expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el actual mandatario, Jair Bolsonaro, se enfrentarán en las elecciones presidenciales en medio las crecientes incertidumbres en Brasil. En este sentido, es la primera vez en la historia democrática brasileña que dos candidatos representantes de grandes grupos ideológicos se enfrenten.
Es por ello que, según los medios, el 2 de octubre quedará marcado por una “verdadera colisión de liderazgos”. En esta línea, el triunfo será por dos razones: o bien gana el modelo popular asentado por el líder obrero y expresidente Lula, que mantiene una alianza con el centro, derecha y parte de la izquierda, o de lo contrario obtiene la victoria la “derecha populista” representada por Bolsonaro.
Precisamente, durante las elecciones los candidatos deben presentar dos proyectos, uno sobre el apoyo a los sectores populares y otro sobre los conservadores. Cabe recalcar que después de las elecciones del próximo domingo, la segunda vuelta se realizará el 30 de octubre solo si ningún candidato obtiene más del 50% de votos válidos.
Estrategias
De acuerdo con la última encuesta de Datafolha, Lula hasta el momento se posiciona como ganador, unos 14 puntos de diferencia a su favor. Por su parte, el expresidente se ha concentrado en juntar en su campaña “atrápalo todo” a una diversidad política, propio del esquema clásico. De esta forma, no solo está obteniendo votos de las mayorías populares, sino también del centro y algunos sectores de derecha.
Ante ello, Bolsonaro denunció la campaña de Lula, asegurando que el expresidente había mantenido contacto con grandes empresas a cambio del voto.
«Lula no presenta plan porque ya negoció con ministerios, empresas estatales y bancos a cambio de apoyo. Este modelo promiscuo da como resultado un gobierno que trabaja para intereses externos en lugar de los de la nación. ¡No puedes comprometerte con la gente si ya estás comprometido con la trampa!”, expresó.
Mayormente, Bolsonaro, que está en constante busca del voto popular, ha criticado durante su campaña al espectro político que, como menciona,“los corruptos de siempre”, están en su contra para dar a entender que él no es una figura política adecuada. A fin de cuentas, el mandatario resalta que es el único que puede gobernar sin coimas de por medio.
Por lo pronto, solo queda esperar el resultado de la votaciones para ver cuál fue el comportamiento popular.