La trama judicial más inquietante y denigrante de nuestro país, tiene como protagonista, una vez más, a la ya famosa voz del ex presidente de la Corte Superior del Callao, Walter Ríos. En esta nueva entrega sonora, el indeciso Ríos se ve obligado a decidir entre, como dirían: “uno de los payasos, y el dueño del circo”.
Un “Happy Birthday” con crema justiciera
La primera voz que se escucha en estos audios es la de José Luis Diaz Asto, hasta hace unas horas asesor de comunicaciones del Poder Judicial y hombre de confianza de Duberlí Rodríguez. Diaz se comunica con Ríos para invitarlo a un almuerzo que se había organizado para celebrar el onomástico del “capitán de América”, Héctor Chumpitaz, en el Hawaiano de Barranco. Los asistentes al festejo serían Duberlí Rodríguez, presidente del Poder Judicial, el ex ministro de Justicia, Salvador Heresi, el juez supremo Ángel Romero Díaz, el famoso empresario gerente de IZA Motors, Antonio “Toño” Camayo, y varias leyendas del balompié peruano.
Díaz le informa a Ríos que el mismo Duberlí Rodríguez, “el tío Duber” como él lo llama, dispuso que este acuda al almuerzo, ya que el titular del PJ es hincha de Universitario de Deportes y como tal, admira al gran Héctor Chumpitaz por ser un jugador legendario en el club de Ate.
La tentadora invitación
En medio de tanto “weboneo”, Ríos parece en un primer momento rechazar la propuesta importante de José Diaz, alegando que a esa misma hora tenia que reunirse con el secretario general del Ministerio de Justicia, Manuel Francisco Soto Gamboa, y que sería casi imposible que pudiera asistir al agasajo de Chumpitaz.
La tarea de Walter Ríos en esa reunión era hacer todo el lobby posible para que su esposa, Maritza Sánchez, que se desempeñaba como defensora pública del Minjus, ascendiera de cargo. “estoy viendo un tema para mi mujer” le dice Ríos a José Díaz.
Diaz no parecía comprender por qué, si estando el mismísimo ministro de Justicia, el hoy renunciante Walter Ríos dudaba en ir y prefería hacer las gestiones con el secretario.
“Olvídate de los secretarios huevon, habla con las cabezas huevon”, “Anda con la cabeza, no me andes con huevadas… puta que el secretario, huevón”, le refuta Diaz.
El expresidente de la Corte Superior del Callao parece recapacitar y pensar la tentadora propuesta. Tenia que decidirse si ir con el secretario o con la “cabeza”, en sus manos estaba la posición laboral de su esposa. Al parecer Ríos acepto la invitación de Duberlí Rodríguez, este tenía que aparecerse a la 1:30 en el Hawaiano, en el corazón de Barranco.
Pero antes de decidirse bien, Ríos llama a su esposa y le cuenta su pequeño gran drama, le dice que se encontraba entre la espada y la pared tras la invitación del asesor de Rodríguez Tineo, y no sabía que hacer: “¡No sé qué hacer!, me ha llamado Luchito Diaz, jefe de prensa de Duberli, me dice que Duberlí me está invitando al Hawaiano en Barranco, me dice que va a estar Ángel Romero, el ministro de Justicia Heresi, y un presidente de corte, que es Jimmy García, que es su pata de Duberlí”. El “pata” de Duberlí, al que hace referencia Walter Ríos, es Jimmy García Ruiz, actual presidente de la Corte Superior de Justicia de Lima Este.
La esposa de Ríos le dice que opte por la reunión al cual asistiría Heresi y Duberlí Rodríguez, le aconseja que posponga la reunión que tenía con el secretario general de Justicia. Ríos acepta.
IDL-Reporteros pudo conocer mediante Germán Leguía, otrora exfutbolista de Universitario, que tanto Walter Ríos como Salvador Heresi, nunca llegaron al agasajo, los que si estuvieron presente fueron Duberlí Rodríguez, Antonio Camayo, el exasesor Julio Diaz, y varios exfutbolistas, a parte, por supuesto, de Héctor Chumpitaz.
El (otro) problema de Ríos
Sin embargo, horas antes, la cónyuge de Ríos tenía también su propio drama: la habían dejado fuera de un curso que para ella era “conveniente” y estaba furiosa, Sánchez llama a Ríos y le hace saber su problema, le dice que interceda con el encargado del curso y le pregunta si sabe algo del ministro Heresi, Ríos le dice que tendrá una reunión a la 1 y media pero no profundiza, le asegura que hablará con la persona a cargo de dicho curso y le pide que le brinde el nombre del completo y cargo de quién osó sacarla.
Luego, el indignado lobista Walter Ríos llama a su amigo, al cual identifica como “Panchito”, le cuenta el problema de su esposa y le pide que hable con el “pata” para que vuelva a poner a su mujer en el curso, “Panchito”, bien servicial, le promete que lo hará, pero antes le pide el nombre completo de su esposa. Ríos procede.
Sin dudas, la telaraña de poder tejida por Walter Ríos en el Poder Judicial lo está llevando poco a poco, a tejer una igual pero en algún penal del país.
Fabrizio Oviedo