La realidad azerbaiyana versus los cuentos chinos

Ricardo Sánchez Serra*

Bakú. Presenciamos las elecciones presidenciales en Azerbaiyán unos 300 periodistas que llegamos a esta ciudad y nos repartimos en diversas jurisdicciones, incluyendo Karabaj.

Calificamos estas elecciones en donde triunfó el actual presidente, Ilham Aliyev, sobre otros 6 candidatos, de “histórica”, porque por primera vez se realizó en todo el territorio -histórico y legal- de Azerbaiyán, recuperado finalmente en setiembre del año pasado.

Hubo elecciones transparentes, hubo limpieza étnica contra los azeríes y destrucción en Karabaj, realizada por los armenios. Esta es la realidad

Presenciamos un proceso electoral limpio y con garantías, con acceso a los medios de comunicación de todos los candidatos, con la gente entusiasmada en acudir a votar, en una gran fiesta democrática. Además, más de 90 mil observadores se acreditaron para observar las elecciones, entre ellos 790 fueron observadores internacionales.

Aliyev ganó las elecciones con un 92 % de los votos. Su pueblo lo respaldó porque la economía va bien, el último mes, por ejemplo, creció en 6 %. Se siente que el progreso y el bienestar avanzan. Está invirtiendo más de 9 mil millones de dólares en la reconstrucción de Karabaj, para que el millón de desplazados pueda regresar a sus tierras, que fueron completamente devastadas por los armenios en su ocupación que duró 30 años.

Esto merece un párrafo aparte. Armenia se apoderó de Karabaj, aduciendo que era suyo. No respetó las fronteras internacionales reconocidas a Azerbaiyán. Y en ese periodo de 30 años, suponiendo que era suyo, no construyó nada. Se dedicó a destruir las ciudades, a demoler cualquier vestigio islámico que encontrara, como los palacios de los kanes y mezquitas, profanaron cementerios, destruyeron museos, teatros, incluyendo, por supuesto una limpieza étnica. Esto que escribimos no es propaganda azerbaiyana, es una realidad y lo vimos con nuestros propios ojos.

Los europeos critican las elecciones desde una mesa de café, en un hotel de cinco estrellas, a miles de kilómetros de distancia de Azerbaiyán. No ven la realidad

Bakú

Cualquier visitante que visite Karabaj, puede dar fe de ello. Es inútil que la diáspora armenia y la propia Armenia niegue esta destrucción, este genocidio, esta verdad. Podrán ser políticamente poderosos en una Francia, que la tienen de rodillas, por su gran cantidad de electores y que por ello ciegan a los gobernantes. Podrán ser poderosos económicamente para presionar a los medios de comunicación para contar una falsa realidad, desmentir lo visto y amedrentar a periodistas. La mentira tiene patas cortas.

Aliyev dio esperanza a su pueblo, que siente orgullo por la recuperación de todo su territorio y si bien la reconstrucción está avanzando a ritmo acelerado, aún hay problemas por las minas que enterraron los armenios y que va cobrando la vida a más de 300 azerbaiyanos. Peor aún que los armenios se niegan a proporcionar los mapas de esas minas asesinas y todavía se denominan cristianos.

Aliyev ganó las elecciones, reitero, con más del 92 % de los votos. Se encuentra en el poder desde el año 2003 y si es reelegido es por su capacidad de estadista y el rumbo que está tomando Azerbaiyán, a nivel interno, con el progreso, y externo, como potencia de la región y en los foros internacionales.

Periodistas de Perú, Bosnia, Chile, Italia y Marruecos, cubriendo las elecciones

Sin duda las críticas a las elecciones por los armenios y su influencia en la Unión Europea, son absurdas. Es fácil criticar desde una mesa de café, en un hotel de cinco estrellas, a miles de kilómetros de distancia, por lo que le cuentan y no ver la realidad in situ, o no querer ver la realidad.

Hubo elecciones transparentes, hubo limpieza étnica contra los azeríes y destrucción en Karabaj, realizada por los armenios. Esta es la realidad.

*Premio Mundial de Periodismo “Visión Honesta 2023”

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