La presidente Boluarte, lenta para gobernar y grande para reinar

Gobernar el Perú es navegar entre complejidades y contradicciones, con un gobierno liderado por Dina Boluarte que muestra falta de liderazgo y rumbo claro. En medio de la polarización, la corrupción y decisiones cuestionables, el país sobrevive por la fuerza de sectores como la minería, la agroexportación y la pesca, mientras se hace urgente un liderazgo capaz de enfrentar estos desafíos.

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo.
Periodista: Reg.: -N°. -4654-


Regentar un país como nuestro Perú es un recorrido lleno de obstrucciones todo es complejo, un reto obligado quien lo asuma, y cumpla satisfacer al menos el 50% de sus ofertas electorales en campaña; cuando sucede la complacencia al pueblo el agradecimiento es descomunal, y si sucede lo contrario se viene el sentir del huracán de los chacales de la Santa Inquisición. Es complicado gobernar a un país polarizado por ideologías, arribismo, corrupción, complicidad y poderes del estado que cada día lo van desnaturalizando vuestro Estado de Derecho que rige en la Constitución. Todos los peruanos sabemos que, Dina Boluarte es la sucesión constitucional del golpista Pedro Castillo, y llegaron al poder con Perú Libre, acompañado de un anuario doctrinal de un socialismo cavernario, y huérfano de programas para regentar un país. La improvisación de este gobierno híbrido, no lidera ni ejecuta, estamos en sumersión, dizque hasta el año 2026, sobreviviendo gracias a la minería, agroexportación y pesca.

 Ostentar el nombre de poder Ejecutivo, le queda gigantesco porque este gobierno endeble no hace, solo está por inercia.
Uno de sus grandes problemas es que no tiene poder de convocatoria de calidad, y carece de liderazgo. En cuanto a los ministros, resulta clarísimo que conocer bien un sector no habilita para liderarlo, se necesitan otras destrezas como valentía, firmeza y vocación de renuncia; saber cuándo decir adiós y salir por la puerta grande.


 Meses atrás, José Arista, ante una calificación crediticia negativa por parte de S&P, expresó que tenemos un gobierno endeble, por falta de representación en el Congreso y que ello generaba la inestabilidad política. Días más tarde se disculpó con Boluarte por sus “excesos verbales”. Trapearon el piso con él, pero se quedó, y ello es una muestra que se vendió por un puesto. ¿Qué respeto puede merecer un ministro de Economía con esas calidades personales?, Morgan Quero calificó de “práctica cultural” las violaciones cometidas contra 500 niñas awajún, luego de lo cual recibió ácidas críticas del Colegio Médico y muchísimas organizaciones ciudadanas. La presidenta no emitió opinión, pero su silencio y mantenerlo en el gabinete fue un espaldarazo que a nadie sorprendió. La inefable ministra de Cultura, Leslie Urteaga, aquella que regala dinero para que el cine nacional siga difundiendo odio y mentiras, no negoció con los gremios y operadores turísticos que se declararon en paro indefinido cuando se decidió reestructurar el sistema de venta de las entradas a Machu Picchu, simplemente cedió y dio por terminado el contrato con la empresa Joinnus. Así cualquiera es cómplice con su adulación servil sin precedentes y ello lo hace mucho daño a vuestro país. Si se lleva a cabo las elecciones generales el 2026, los partidos democráticos deben presentar un candidato de consenso, no hay otra salida, ello será saludable para el país por ende a sus ciudadanos.