La muñeca francesa “ahogada” que sirvió como inspiración para los ejercicios reanimadores

Los maniquíes de reanimación cardiopulmonar (RCP) son fundamentales para practicar esta técnica vital.

El pasado sábado 12 de junio el futbolista danés Christian Eriksen cayó desplomado durante el encuentro que enfrentaba a Dinamarca y Finlandia en la Eurocopa. Al jugador se le practicó la técnica de reanimación cardiopulmonar (RCP) antes de aplicarle un desfibrilador. 

La reanimación cardiopulmonar (RCP) permite mantener la circulación de sangre oxigenada hacia el cerebro y otros órganos vitales hasta que sea posible restablecer el ritmo cardíaco normal.

Muchos expertos recomiendan su enseñanza en las escuelas porque puede significar la diferencia entre la vida y la muerte en situaciones de emergencia. La técnica requiere entrenamiento y para la enseñanza de las maniobras de reanimación se utilizan maniquíes, que curiosamente casi siempre son mujeres de facciones idénticas. No es casualidad, como tampoco lo es el nombre que reciben: Anne.

La historia comenzó a finales de la década de 1880, cuándo las autoridades parisinas recuperaron del Sena el cuerpo inerme de una atractiva mujer de apenas unos 16 años. El cuerpo no mostraba signos de violencia y el fatal desenlace se atribuyó a un suicidio romántico.

Nadie sabía quién era aquella joven. Su cuerpo fue trasladado a la morgue de París. Por macabro que parezca, durante la Belle Époque (1871-1914), uno de los principales atractivos de París era darse un paseo por la morgue a ver los cadáveres expuestos antes de que empezaran a descomponerse. Suicidas, víctimas de crímenes, muertes misteriosas. El 14 de noviembre de 1876, por ejemplo, el registro de la morgue anotó 68.250 entradas para observar el cuerpo descuartizado de una mujer asesinada.

La matriz original realizada en el mortuorio fue fotografiada y se construyeron muchos nuevos moldes a partir de los negativos. Las líneas del rostro eran suaves, armónicas y apacibles, los ojos estaban cerrados y mostraba una ligera sonrisa que el escritor Albert Camus comparó con la de la Mona Lisa. Todo el mundo estaba enamorado de “La desconocida del Sena” que se convirtió en musa de escritores, pintores y músicos. Los moldes de su rostro llegaron a emplearse en la decoración de salones y otras estancias del hogar.

Safar y Lind pensaban que un muñeco de apariencia y tamaño humano y hecho de plástico blando podría ser ideal para entrenar la maniobra de reanimación cardiopulmonar. Laerdal, motivado por el suceso ocurrido a su hijo poco tiempo atrás, aceptó el encargo.  Juntos, Åsmund Laerdal, el doctor Lind y el doctor Peter Safar desarrollaron el primer simulador de pacientes del mundo que presentaron en 1960. Era un torso de mujer al que llamaron Resusci Anne en honor a las muñecas que fabricaba el juguetero y porque sería utilizado para entrenar las “resurrecciones”.

Resusci Anne fue utilizada masivamente a partir de 1960 en la enseñanza del tratamiento de la parada cardiorespiratoria y desde entonces los maniquíes RCP (que posteriormente se diversificaron e incluyeron rostros masculinos) se han convertido en un icono que han ayudado a salvar millones de vidas y de vez en cuando a recordar la trágica crónica de ‘La desconocida del Sena’ cuyos labios quizás sean los más besados de la historia.

B.A.M.P