Jason Vukovich, un hombre de 45 años, de la ciudad más grande de Alaska en Estados Unidos, se encuentra recluido desde el 2018 por sus ataques a tres pedófilos y fue condenado a 25 años de prisión.
Los hechos sucedieron en 2016, cuando Vukovich anotó en un cuaderno una lista de nombres de abusadores de menores entre los que se incluía a Wesley Demarest, de 67 años, quien explicó que el 29 de junio de aquel año, un martillazo rompió el vidrio de una ventana de su vivienda, no recuerda bien qué ocurrió en ese momento, solo sabe que se despertó tirado en el suelo en medio de un charco de sangre.
Era el tercer y último ataque de Vukovich a agresores sexuales. Unos días antes había hecho lo mismo con Charles Albee, Andres Barbosa, pero esta vez no logró escapar y, media hora después de aquel episodio, los policías lograron capturarlo. Todas las víctimas llegaron a recordar una frase que Vukovich les repetía en medio de sus ataques: “Soy un ángel vengador”.
En noviembre del 2017, meses antes de conocer su sentencia, Vukovich escribió a mano una carta en la que buscó explicar los motivos detrás de su comportamiento. Según dijo, su extensa conducta delictiva tiene como base el mismo hecho: los abusos sexuales de su padre.
“Mis dos padres eran religiosos y me llevaban a todas las actividades religiosas disponibles, dos o tres por semana. Así que puedes imaginar el horror y la confusión que experimenté cuando mi padre adoptivo comenzó a usar las sesiones de ‘oración’ nocturnas para abusar de mí”, escribió.
Desde entonces, confesó haber vivido serios problemas emocionales que, agravados por el trauma, fortalecieron la tentación de cometer delitos.
“Les digo a las víctimas de abuso sexual que perdieron su infancia como yo, por favor no tiren su presente y su futuro cometiendo actos de violencia”, dijo Vukovich en su extenso descargo que buscó dar un buen mensaje.
“No embellezcan mis acciones. Créanme cuando digo que no hay nada bello en mi vida en estos momentos”, cerró en su carta. Su experiencia personal le llevó a tomar medidas al margen de la ley contra pederastas.
Los 293.501 habitantes de Anchorage, la ciudad más grande de Alaska, están divididos por el caso de Jason Vukovich. Por el perfil de sus víctimas, miles de ciudadanos le expresaron su apoyo incondicional. Sobre todo, porque según ha manifestado, fue víctima de continuos abusos sexuales de su padre hasta los 13 años.
Desde entonces, Angelina Tristan, quien se identifica como hermana de Jason, ha emprendido una campaña de apoyo distintas redes sociales. En Instagram y TikTok, con una cuenta denominada “JusticeforJason”, acumula más de 80 mil seguidores y más de 21 mil firmantes que hoy claman la libertad de su hermano.
L. R. N.