Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo
Periodista: Reg.-N°-4654-
¿Habrá alianzas electorales de las llamadas “derecha” entre los partidos y movimientos políticos para las elecciones del 2026? Se inició muy temprano por algunos líderes políticos para realizar alianzas con grupos afines con miras presidenciales para el 2026. Un extraño candidato en política Añaños se une con el Partido Popular Cristiano, PPC, la caviar Marisol Pérez Tello se aventura en un partido ya inscrito porque no pudo inscribir el suyo y recurre a la unión del “centro”; y Rafael López Aliaga dialoga con fuerzas regionales para consolidar a Renovación Popular. Lo real es que cierto es que, a lo que se llama derecha o centro en vuestro Perú siempre le ha ido en pérdida electoralmente cuando ha hecho en alianzas para no diseminar el voto. Sólo recordar el ejemplo que nos dejó el escandaloso descalabro del FREDEMO, (Frente Democrático) formado por Acción Popular, Partido Popular Cristiano y Movimiento Libertad liderado por el escritor Mario Vargas Llosa en 1990.
Esta frondosa alianza electoral constituida a fines de los 80 del siglo XX convocó a los tres grandes partidos de derecha de entonces: Acción Popular, el PPC y el Movimiento Libertad que puso al candidato presidencial, nada menos que el hoy nobel Mario Vargas Llosa. Lamentablemente fue una calamidad total. Vargas Llosa no llegó ni a un tercio de los votos en la primera vuelta y con él quedó en la balota un ingeniero casi desconocido llamado Alberto Fujimori. La historia ya es conocida. Ganó Fujimori, con su movimiento Cambio 90.
En un quindenio después, la ex lideresa del PPC, Lourdes Flores Nano apeló a esa ilusión del FREDEMO con Unidad Nacional, teniendo como soporte al partido de Luis Bedoya Reyes. No llegó a la segunda vuelta en las elecciones del 2006 y perdió contra Villarán las municipales por Lima el 2010. La alianza APRA-PPC que trató de convocar al centro político también fracasó. Baste estos ejemplos para recordar que la tesis de una derecha o centro-derecha unida para no dispersar el voto, en el Perú al menos, es un mito.
El error radica en que se cree que el electorado vota por principios, programas o ideologías políticas cuando la mayoría de peruanos, sobre todo hoy, no sabe cómo se come ese plato. Como en el Perú, la política es antropomorfa, los electores de derecha buscan un líder carismático que les ofrezca orden y seguridad que les permita llevar una vida en paz en su día a día, y los electores en general quieren encontrar un conductor, no interesa si es de izquierda o de derecha. Por eso los más avispados son los fujimoristas que siempre van solos, aunque se les queme el pan en la puerta del horno, por lo menos desde la caída del fujimorato. Y esto porque el liderazgo de Keiko Fujimori no ha terminado de cuajar, amén del antifujimorismo irracional alimentado por los caviares desde hace 25 años.
Así pues, todos los esfuerzos preelectorales de unidad de la derecha y centro-derecha son inútiles hoy y en la víspera de las elecciones generales porque además el electorado peruano no tiene fidelidades partidarias, principistas ni ideológicas. ¡Acaso no se entiende que la mayoría decide su voto en la cola de la cámara secreta! Lo mejor entonces para ese espacio político es que cada liderazgo compita solo sin preocuparse por la cantidad de aspirantes que se presenten. El elector elegirá el menú de acuerdo a la gravitación del candidato porque a nadie le gusta que le impongan un plato.
Lo que corresponde a los disque de izquierda, de antaño están destinados a vivir fragmentados. Sino recurrimos a la opinión del luchador social, ex Senador de la República, Rolando Breña Pantoja.
