Por: Ec. Hugo Cabieses
Lima, 14 de Setiembre 2017
En la segunda quincena de setiembre, debido a la crisis política por el retiro fujimorista de la confianza a su gabinete, el presidente Pedro Pablo Kuczynski suspendió su viaje a los Estados Unidos y El Vaticano del 14 al 22 de setiembre, cuyo objetivo era realizar un “road show” dirigido a empresarios a fin de contarles las bondades de invertir en el Perú. El lunes 18 de setiembre en Nueva York se iba a reunir con funcionarios de la Convención del Mar (Convemar) y el miércoles 20 de setiembre hablaría en la Asamblea General de la ONU. Mientras tanto, en Arequipa se desarrollará entre el 18 y 22 de setiembre la feria anual de minería conocida como Perumin en la que nuevamente se planteará que somos un país minero. Vale la pena discutir ambos temas: ¿conviene firmar la Convemar? y ¿somos y queremos seguir siendo un país minero?
Firmar la Convemar ¿es traición?
Hay que decirlo claramente: la firma de la Convemar por parte del Perú es anticonstitucional y sería una traición a las tesis sostenidas durante años por nuestra Cancillería … o parte de ella. En su Art. 54, la Constitución de 1993 dice que: “El dominio marítimo del Estado comprende el mar adyacente a sus costas, así como su lecho y subsuelo, hasta la distancia de 200 millas marinas medidas desde las líneas de base que establece la ley.”. Más claro, ni el agua…
La Convemar, fue aprobada en Nueva York el 30 de abril de 1982, entró en vigor el 16 de noviembre de 1994 y hasta el momento ha sido firmada por 168 Estados de los 193 con que cuenta el planeta, pero no ha sido ratificada por Eritrea, Israel, Siria, Estados Unidos, Venezuela y Perú. Esta Convención dice en su Art 3° que. “Todo Estado tiene derecho a establecer la anchura de su mar territorial hasta un límite de 12 millas marinas medidas a partir de líneas de base determinadas de conformidad con esta Convención”.
El 1° de agosto último se cumplieron 70 años de la tesis de las 200 millas de mar territorial, firmada por el presidente José Luis Bustamante y Rivero, cuyo autor fue el canciller Enrique García Sayán, que hicieron suya Chile, Colombia y Ecuador. Pero el Perú es el único Estado que actualmente sustenta su derecho a las 200 millas marinas, en una doctrina que enriquece el simple acto de soberanía y lo torna invulnerable y original, como contribución al Derecho de Gentes que sostuvieran con brillo los maestros José Luis Bustamante y Rivero y Víctor Andrés Belaunde.
Adherir a la Convemar sería traicionar a Raúl Porras Barrenechea, Héctor Cornejo Chávez, Alfonso Benavides Correa y otros. Porras Barrenechea escribió: «el mar peruano es extraordinariamente rico; la Corriente de Humboldt que baña nuestras costas, lo convierte en un medio de suma complejidad en que abunda la vida en todas sus formas; una concatenación biológica de peces, mamíferos y aves, plankton, algas y multitud de otros seres crea una unidad de gran valor para nuestra patria. Este ambiente ecológico contiguo a nuestras costas nos provee de pesca para la alimentación y diversas industrias, de guano y de cetáceos, cuya caza pelágica es codiciada»
Es conocido el enconado debate jurídico y político existente desde hace años entre los denominados territorialitas, como José Luis Bustamante y Rivero, Andrés Aramburu Menchaca, Alberto Ruiz Eldrege, Alfonso Benavides Correa, y los zonistas como Luis Alberto Sánchez, Juan Miguel Bákula, Javier Arias Stella, Diego García Sayán, Eduardo Ferrero Costa, Domingo García Belaúnde y Alejandro Tudela Chopitea. Para los zonistas el dominio marítimo de 200 millas no es mar territorial, para los territorialistas si lo es. Para los zonistas no hay incompatibilidad entre la Constitución y la Convemar, para los territorialistas si la hay. Para los zonistas el Perú debe adherirse inmediatamente a la Convención, para los territorialistas, la adhesión significa renunciar a 188 millas de mar territorial. Los zonistas califican a los territorialistas de actuar con reacciones hepáticas, con pasiones patrioteras y nacionalistas y los territorialistas a los zonistas los tratan de desquiciados y traidores a la patria.
El tema es harto polémico y por ello debemos abrir nuevamente un gran debate nacional y no apresurarse a firmar una Convención que, en mi concepto, sólo beneficiará a los grandes depredadores del mar que son empresas de China, Taiwan, Tailandia, Indonesia, Noruega, Japón, Estados Unidos y otros países que recalan por nuestras costas. El 13 de setiembre último, Miguel Angel Echeandia, Guillermo Mogollón y Eber Simeón, del Frente Democrático Regional del Callao (FDRC), enviaron una carta a Kuczynski en la que le invocan NO firmar la Convemar.
El FDRC publicó en el 2004 un folleto titulado “Nuestro Mar Territorial hasta las 200 millas”, en el que hacen algunas preguntas pertinentes: ¿Se ha estimado las pérdidas económicas del Perú por adherir a la Convemar? ¿Qué pasaría con la extracción de petróleo en los más de 10 pozos que están más allá de las 12 millas, así como con los cardúmenes de atún, anchoveta y otras especies? ¿Qué pasaría con los nódulos polimetálicos solicitados por Alemania y Japón a la Convemar? Y añado otra más: ¿qué pasará con nuestra gastronomía y el ceviche?
País marítimo, forestal, agrícola, pecuario…
Algunas veces olvidamos que nuestro país no es sólo minero. Es, en primer lugar, marítimo con 864,381 Km2 de mar territorial y más de la mitad de la población, unos 17 millones, mira al mar y se alimenta de él. En segundo lugar es forestal con 720 mil km2 de bosques en donde vive la décima parte de la población, unos 3 millones de personas. En tercer lugar es agropecuario con 22.4 mil km2 de tierras agrícolas cultivadas (5.4 mil km2) y pastos (17.0 mil km2), principalmente en la sierra, en donde vive la tercera parte de la población, alrededor de 12 millones que, con su trabajo, producen el 70% de los alimentos que el país consume.
En cuarto lugar el Perú es fluvial y lacustre, con 53 ríos que van hacia el Pacífico, tres grandes cuencas que alimentan el Amazonas y van hacia el Atlántico – Marañón, Ucayali y Madre de Dios -, cinco ríos que van hacia la cuenca del Lago Titicaca y con 12 a 14 mil lagunas en la cordillera de los Andes. Ríos, lagos y lagunas en cuyas riveras vive y trabaja no menos que el 20% de la población o 6.4 millones de personas. En quinto lugar, nuestro país es biodiverso con 76 de Áreas Naturales Protegidas (ANP) y 22.5 mil km2 en donde vive menos del 5% de la población nacional.
Pero, el Perú también es minero-petrolero-gasífero extractivo, principalmente para la exportación e hidroenergético para uso nacional y de exportación en el futuro. Según la información del Ingemmet, el 14.5% del territorio nacional tiene concesiones mineras metálicas y no metálicas, con 19.4 millones de hectáreas y 50,561 concesiones, aunque menos del 5% está en operación extractiva. Asimismo, el 70% de la superficie amazónica está concesionado para hidrocarburos (petróleo y gas) pero menos del 10% está en producción. Asimismo, el 25% del Mar de Grau también está concesionado para la extracción de hidrocarburos (petróleo y gas), aunque menos del 5% está en explotación.
De la minería y los hidrocarburos depende directa e indirectamente, una población de menos de un millón de personas, sobre un total de 32 millones que somos en el Perú, aunque el ingreso por exportaciones mineras representa más del 30% del total y el presupuesto nacional está “minero-petrolizado”, por decirlo de alguna forma. Pero lo que lamentablemente tenemos es extractivismo sin responsabilidad social y ambiental (RSA), como Newmont-Buenaventura en Yanacocha y Conga por venir, MMG-Las Bambas en Apurímac y la Southern Perú en Arequipa y Moquegua, que son ejemplos de irresponsabilidad social y ambiental (ISA).
No hay verde sin azul y blanco
El ecólogo Eduardo Musso, que nos dejara el 22 de enero del 2014, describe al Perú como un complejo de archipiélagos con el agua como eje: “En síntesis, la Costa es un discreto archipiélago de oasis en un mar de arena. La Sierra un inmenso archipiélago de grietas en un mar de cerros. La Selva un archipiélago de bosques tropicales en un inmenso mar de agua dulce. En este territorio peruano en solo el 4% del total se conjugan las tres variables que otorga la naturaleza – clima, agua y tierra – para su natural viabilidad demográfica y agropecuaria” (Ver su artículo en: http://blog.pucp.edu.pe/item/158462/perspectiva-ambiental-vislumbrando-al-peru-real-y-concreto?)
Con un Perú que tiene estas características geomorfológicas, no queda otro camino que aprender de su pasado, leer el libro de la naturaleza y adaptarnos a nuestro territorio mirando al futuro, razón por la que desde tiempos inmemoriales el Perú se ha visto obligado a ordenar su territorio, cosa que no se hace. El Perú es un país biodiverso y multicultural pero además es multicolor respecto a sus recursos naturales: VERDE en relación con la biodiversidad y los bosques; AZUL por el mar, el origen y manejo de aguas en las cabeceras de cuenca, las jalcas, los páramos y las cuencas hacia el Pacífico y el Atlántico; BLANCO por su glaciares en peligro de extinción por el calentamiento global; MARRÓN por las arenas y el mal manejo de los suelos y el inexistente ordenamiento de los territorios; y, ROJO con relación a la deficiente cuando no inexistente gestión de residuos sólidos y la contaminación ambiental.
No hay agricultura, ganadería, piscicultura, maricultura, árboles y biodiversidad sin agua y no hay agua con extractivismo irresponsable, depredador, sin procesos sociales, políticos y técnicos de zonificación ecológica-económica (ZEE), ordenamiento territorial (OT), evaluaciones ambientales estratégicas (EAE) y estudios de impacto ambiental (EIA).
El agua blanca y dura de los glaciares – los hatun chullunku, como los denominan los pueblos originarios – se están derritiendo. En 44 años los glaciares peruanos, que son el 75% de los glaciares tropicales del planeta, retrocedieron en un 42%. En 1970 habían 2,041 Km2 de superficie glaciar, pero en el 2014 hay 1,211 Km2: en 20 años se ha perdido el agua que consume Lima y los glaciares ubicados debajo de 5,000 msnm podrían desaparecer en el 2021, dentro de sólo cuatro años.
La tierra se está secando en la costa y la sierra, el verde se está talando en la Amazonía como muestran los 8 a 10 millones de hectáreas ya arrasadas, la agricultura está colapsando, el mar se está contaminando y agotando sus recursos, y el hambre puede comenzar a matar a su población en un país que busca ser una potencia gastronómica y pertenecer al primer mundo.
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